Efecto cósmico astral en nosotros, la vida. Una energía cósmica primordial necesaria para la vida, la cual lleva impresa lo astral.

Como vi en el libro de “El Mundo de Sofía” de Jostein Gaarder, en la parte de la selección natural de Darwin se señala la manera en cómo pudo haber surgido la primera célula, aquella primera molécula, y claramente, se dice que fue en una charca (charca o mar primigenio) llena de sales minerales, amonio, fósforo, etc; que con una energía cósmica, con aquella radiación que obligatoriamente existía hace aprox. 4,000 millones de años debido a la nula protección de ozono, se dio una chispa, una chispa divina le llamo yo, una energía que ayudó, que hizo posible la vida, que hizo posible la creación de aquella primera molécula o macromolécula de ADN, la cual se dividió y generó una evolución, que sin embargo da miedo confirmar, pues me aterroriza pensar que todos surgimos de ella, y que en realidad sí venimos de un ser unicelular. Tonto de mi parte, pero es que eso me hace temer en cierta forma de que solamente somos un complejo pluricelular  que evolucionó debido a la selección natural pero que quizás no contiene ningún alma, ni espíritu, con lo que llego a creer, que solamente vivimos, morimos, y dejamos de existir.

Pero no, algo en mi me dice lo contrario, y es eso que mencioné al principio: “Hubo una energía cósmica que hizo posible a la vida”, ¿Qué quiere decir esto? Que hay algo fantástico más allá, algo espiritual, un mundo de las Ideas como lo llama Platón, algo que trasciende a la materia, y que puede ser, una causa también de nuestra relación con el cosmos, esa cosmobiología que llevamos dentro, pero que no dudo, y jamás dudaré, está delante de algo superior, lo cual es Dios. Por ejemplo, al nacer un bebé, en su primer respiro hay una fuerza mágica que podría significar la misma fuerza cósmica o energía plasmada en aquel charco primigenio, donde al interactuar con aquella (el respiro del bebé con la energía), habrá una unidad de por vida con el campo cósmico encontrado en aquel momento, dando así su carta natal que llevará siempre impreso. Lo cual señalaría que no solamente somos un complejo pluricelular sin algo más que materia, y mas bien un complejo derivado de la evolución pero que al mismo tiempo fue siempre gracias a la chispa divina, que a su vez, delata algo más allá, algo como una energía en nuestro interior que siempre, aunque muramos, será y existirá.

Sin esta energía que la misma ciencia confirma existió para que surgiera la vida, no estaríamos aquí, sin ese cosmos influyendo en nosotros, esa astrología impregnada en el primer respiro, necesaria para la fusión, no seríamos vida.

Somos un mapa astral caminando, viviendo, una energía cósmica que se comprometió con nuestra materia desde el momento de nacer.

Aunque seamos algo así, creo en un Dios, una energía muy superior a todo, que manda, que ordena, que crea. Y que sin Él, lo fantástico sería algo desordenado, sin sentido, no habría tal vida que conocemos.

jesús pablo

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