La Geometría Celeste de los planetas interiores y el Domo Geodésico

De acuerdo a que principios está construido el universo?

 

Sin duda esta pregunta ha mantenido encendida, dentro de la especie humana, una llama que ha alcanzado a todas las culturas y civilizaciones del planeta.

En la búsqueda de respuestas, teólogos, filósofos y científicos han seguido varios caminos en diferentes épocas. Los hallazgos han sido muy variados y distintos pero solo en el campo de la astronomía se han encontrado leyes perfectamente reconocibles empíricamente, por ejemplo, el movimiento aparente del Sol diurno, el movimiento de las estrellas y los ciclos de las estaciones han sido prueba fehaciente de un orden universal.

La determinación geométrica de la salida del sol, su paso por el meridiano local y la puesta del astro sobre el horizonte permiten la orientación hacia los cuatro puntos cardinales del compás y, con esto, la forma de una cruz de ángulos rectos se convierte en la base geométrica de nuestro pensamiento espacial.

Estas leyes astronómicas observadas desde la superficie de la tierra han quedado plasmadas empíricamente en muchos edificios de las más antiguas culturas del globo, en su libro “Cosmic Arquitecture in India”, Andreas Volwahsen clasifica cuatro grupos de edificios de acuerdo a su relación con la astronomía.

1- Los edificios con un claro propósito astronómico, tales como los obeliscos egipcios, Stonehenge en Inglaterra o los observatorios astronómicos de Jai Singh en el norte de la India.

2- Los edificios que han sido diseñados como el resultado de ideas astronómicas o cosmológicas. Por ejemplo el “Uraniborg Castle” del astrónomo Tycho Brahe, las catedrales góticas cristianas, las mezquitas islámicas y ciudades planificadas tales como los Castrum Romanos (los campamentos militares romanos tenían dos calles o ejes principales, el cardo, de norte a sur y el decumano, de este a oeste), o las ciudades clásicas de China.

3- Edificios que adoptan el canon geométrico clásico que surge de los principios astronómicos antiguos (los edificios construidos en base a ángulos rectos)

4- Edificios que no entran dentro del sistema de coordenadas X-Y-Z. Por ejemplo ciertos edificios construidos con estructuras de caña de bamboo o los domos geodésicos de Buckminster Fuller.

 

De la forma de la cruz de ángulos rectos al cuadrado existe solo un pequeño paso y finalmente llegamos al cubo, una de las más importantes formas arquitectónicas de todas las épocas.

El cuarto grupo, y más específicamente en los domos geodésicos del arquitecto Buckminster Fuller, no surge de la observación empírica del movimiento del sol, ni posee como base geométrica la cruz cardinal, sin embargo esta singular estructura descubierta y calculada por el genial norteamericano que se hizo mundialmente famosa en la Expo Montreal del año 1967 se relaciona con la Astronomía, las estrellas y lo que es más interesante con los ciclos sinódicos de los planetas interiores a nuestra tierra, Mercurio y Venus.

Durante muchos años se pensó que el elemento carbono existía en dos formas alotrópicas (o distribuciones distintas de los átomos), el diamante y el grafito. El diamante es un sólido en el que cada átomo de carbono se une a otros cuatro, y esta distribución se extiende por todo el cristal, dando lugar a un sólido extremadamente duro y translúcido.

En el grafito, los átomos de carbono se unen formando anillos hexagonales en láminas planas superpuestas, y el resultado es un sólido escurridizo. El carbono es uno de los elementos más investigados, por lo que fue una gran sorpresa el descubrimiento en 1985 de una familia entera de formas alotrópicas distintas, los fullereros, nombre que reciben en honor al que vislumbró proféticamente la forma de su estructura molecular, Richard Buckminster Fuller. Este descubrimiento fue el resultado de las investigaciones sobre la formación de compuestos de carbono en el interior de las estrellas (nuestro Sol es una de ellas) realizadas por el británico Harold W. Kroto, en colaboración con los estadounidenses Robert F. Curl y Richard E. Smalley; por ello, los tres científicos recibieron el Premio Nobel de Química en 1996.

El buckminsterfullereno, la forma alotrópica más conocida del grupo de los fullerenos, consiste en 60 átomos de carbono unidos para formar una molécula C60 de hexágonos y pentágonos dispuestos en forma casi esférica, como la envoltura de una pelota de fútbol.

Algunas especies del reino vegetal reproducen, luego de su floración, estas estructuras cuasi esféricas similares al buckminsterfullereno, como una estrategia para dispersar sus semillas, una de ellas es el diente de león que todos conocemos por haberlas soplado al final del verano.

El sol recorre la totalidad del cinturón Zodiacal en un año, los planetas también lo recorren pero con diferentes ritmos y velocidades. La Tierra es el tercer planeta desde el Sol y tiene dos planetas, Mercurio y Venus, orbitando más cerca de aquel. Tanto Mercurio como Venus, vistos desde la Tierra, se encuentran en conjunción con el Sol periódicamente a lo largo de los 360° del cinturón Zodiacal, o sea a lo largo de la Ecliptica.

Si nos tomáramos el trabajo de marcar los puntos de estas conjunciones dentro del círculo zodiacal a lo largo de varios años, y los uniéramos con trazos rectos lo que obtendremos son figuras geométricas perfectamente proporcionadas.

En el caso de Mercurio las conjunciones en sentido directo y retrógrado conforman una estrella de 6 puntas o un hexágono y en el caso de Venus una perfecta estrella de cinco puntas o un pentágono.

 Tanto el hexágono como el pentágono son figuras geométricas que definen proporciones fundamentales a partir del círculo, el hexágono y Mercurio se relacionan con el número Pi (3,14159…), mientras que el pentágono y Venus se relacionan con la proporción áurea (1,6180…).

Como podemos observar estas proporciones sagradas no solo se verifican en la belleza de las formas de la naturaleza terrestre sino que tanto Mercurio, el mensajero de los dioses y Venus, que representa la belleza y la armonía, participan desde el cielo en complicidad con las formas de la tierra.

En el libro “Sinfonía del zodíaco” T. Saraydarian describe una gran festividad que se realiza en la segunda luna llena a partir del equinoccio vernal, en los Himalaya, siempre cerca del mes de mayo, es la festividad del Wesak, de acuerdo al relato de Saraydarian en esta ceremonia, la estrella de seis puntas representa a El Señor Buda Maitreya y la estrella de cinco puntas, o pentáculo, al Cristo. Dos figuras geométricas celestiales que nos indican el camino hacia el centro de nuestro propio Sistema Solar.

 

 

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