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Astrología culta y erudita
UNA MUY BUENA CARTA ELECTIVA
Una persona puede preguntarle a un astrólogo: ¿para qué sirve una carta electiva? ¿Cuál es su propósito? ¿En verdad funciona?
La respuesta es demasiado simple: una carta electiva se levanta para obtener el máximo beneficio sobre el tema que nos interesa. Y si, funciona muy bien. Para la muestra un botón:
Una vez que decidí que quería pasar mis vacaciones de Semana Santa en la muy bella ciudad de Quito - Ecuador, mi deseo era obtener el máximo beneficio. Una cosa es obtener un gran beneficio, y otra las sorpresas que vayamos sumando durante nuestra estadía en el lugar elegido. Lo ideal es esperar que todas las sorpresas sean consideradas buenas, pero igual no faltan aquellas que podamos considerar malas. La idea final es lograr que los beneficios sean muy superiores a los perjuicios, ya que por más bendecida que pudiera estar la carta no los podemos evitar. Por supuesto que sí, para empezar debemos aceptar que no existe la carta perfecta; existen cartas en extremo buenas, pero no exentas de alguno que otro malestar que no podemos salvar. Sabiamente lo dicen los maestros del pasado: “Lo que intentamos hacer al elegir un buen momento para dar inicio a una empresa es lograr resaltar lo bueno de la carta, de tal manera que lo que consideremos al final como malo no pueda con el correr del tiempo opacar las bendiciones recibidas”. Se optimiza y potencia todo lo bueno en la carta y se desvaloriza o atenúa todo lo malo. Lo anterior debe ser entendido en los siguientes términos: es inevitable que la mejor carta electiva (una donde la mayoría de los planetas gocen de fuerza) pueda tener alguno que otro planeta en condiciones incomodas, pero bien haremos en lograr atenuar su poder de acción.
La única salvedad que se nos pide nunca pasar por alto, pero que la gran mayoría de astrólogos la ignoran por completo, es la de no olvidar que cualquier carta electiva necesariamente va a depender para su materialización de la carta natal de la persona que nos la ha solicitado. Sin lo anterior, la verdad es que no tenemos absolutamente nada de algún valor.
Muestro a continuación la carta que elegí para dar inicio a mi viaje a Ecuador:
Lo primero que debo mencionar es que el Sol desde mi nacimiento es la figura más importante, es el regente de mi carta natal. De ahí que la sensatez dice que debo ubicarlo en la condición más fuerte y privilegiada que me sea posible. No debemos nunca descartar la opción de ubicar al planeta que nos interesa justo en la casa que controla el tema que deseamos sacar avante. En mi caso no cabe duda que los dos motivos más importantes hacen parte de la casa novena: viaje al extranjero y Semana Santa. Lo anterior hace incuestionable la importancia de ubicar al Sol dentro de la casa novena; y lo más pegado a su cúspide, como el mejor punto de partida. Sumemos que la novena es la casa del gozo del Sol, lo que aumenta un poco más su fuerza en todo sentido.
Debo aclarar lo siguiente por ser de extrema importancia: no importa el motivo por el cual se desea viajar, todo viaje al extranjero es obligadamente regido por la casa novena. No existe ninguna otra casa que pueda regirlo, y cuando digo que ninguna en verdad es ninguna. Independientemente de que nuestro viaje sea por asuntos profesionales, familiares, sociales y/o deportivos, sigue siendo un asunto de la casa novena. Es un viaje lo que usted desea hacer, y sin ese viaje lo demás no existe. Cualquier idea que le lleve a pensar en otra casa debe ser descartada de inmediato por su invalidez frente a los hechos. Tampoco importa o hace diferencia que nuestro viaje lo hagamos en avión, tren, barco o cohete, el tema central sigue siendo el viaje que estamos realizando y ese es un asunto de la casa novena. Si nuestro consultante nos dice que viajará porque desea acompañar a su equipo de fútbol favorito en la final de la Champions, o bien porque desea recorrer el mundo de un extremo a otro, sigue siendo un viaje al exterior que desea realizar y por ende regido por la única casa que asume el control del tema: la novena.
Así que entonces he elegido poner al Sol, mi regente personal de nacimiento, en uno de sus mejores signos de ubicación, en Aries; y la en la casa más significativa para el tema que motiva mi deseo de viajar al extranjero: lo religioso. Teniendo en cuanta que Mercurio podría generar algún tipo de problema con mis finanzas, tome la decisión de ubicar la cúspide de la casa dos en el signo de Leo y no en Virgo, como era la otra opción por ejecutar. Esperar a que Mercurio estuviera en cazimi me retrasaba mi viaje un día, lo que por supuesto no era lo mejor para mí y por tanto, era necesario vigilar la compañía de Mercurio dentro de la casa novena. Los temas de la casa once, entre ellos los beneficios económicos de la casa diez, regidos por Mercurio, son los únicos que quedan bajo el efecto de la combustión solar. Para mí estaba claro que debía estar muy atento, en extremo, con mis documentos y la información que fuera relevante para mi viaje, mi pasaporte por citar. Hoy que esto escribo, y con el beneficio de la retrospección, puedo decir que no tomé las notas suficientes de algunos asuntos importantes y todo ha quedado limitado al uso de mi buena memoria. En general todo lo mercurial salió bien, pues regrese a Colombia trayendo conmigo mucha más información de la que necesite o pensé que podría traer. Ya les ampliare lo anterior.
Marte, el regente natal de mi casa novena, y de la misma casa novena en esta carta electiva, no podría estar mejor ubicado, pues es el más fiel reflejo de lo que motivo inicialmente mi viaje al Ecuador: divertirme y pasármela bastante bien. Aunque la casa quinta es la casa del ocio, en mi caso puedo mencionar que nunca mi viaje puede ser visto de esa manera, todo lo contrario, mi deseo de disfrutar al máximo cada lugar visitado, cada encuentro con personas relevantes, cada evento era casi como ir al encuentro de un nuevo mundo. No se pierda de vista la cercanía de Marte a la cúspide de la casa quinta, lo que lo hace más poderoso y aumenta su capacidad de ser influyente de principio a fin. Tampoco pierda de vista la excelente recepción mutua que une al Sol con Marte, y ni qué decir del estupendo aspecto de trígono que se anuncia entre los dos. Recordarles que el éxito de un buen aspecto siempre va a depender de la fuerza esencial y accidental que ambos planetas puedan tener, pero en especial de la recepción mutua que los une, pues sin lo anterior no tenemos nada que pueda ser considerado de sentida importancia. Un Mercurio en Sagitario bien puede estar en un aparente buen aspecto de trígono con Saturno en Aries, y creernos la historia de que es lo mejor del mundo, pero la verdad es de las peores cosas que la persona tendría que enfrentar en su vida. Para empezar ambos planetas están en sus peores signos de ubicación, carentes de fuerza o poder y para entonces, nada pueden dar ni recibir. Para que se entienda un poco mejor el valor y la importancia de los aspectos mayores, me gustaría que revisaran la carta de los atentados a las torres gemelas en septiembre de 2001, donde brillan por su facilidad los aspectos de trígono. Por supuesto que pueden leer acá mismo en este foro de Astrólogos del Mundo mi post sobre este tema que marcó la historia de los USA.
En este punto lo mejor sería mencionar lo bueno y lo malo que viví entre el 23 y 28 de marzo de 2016, los días de mi visita a la ciudad de Quito:
Lo bueno:
Conciertos varios de música sacra.
Visitas guiadas por expertos conocedores del tema a las principales iglesias, museos y catedrales de la ciudad.
Conversaciones con personas venidas de otros países, en especial franceses de la costa mediterránea. Lo que me permitió practicar mi francés.
Como no hacerle honor al señor Fernando, guía del Museo de la Ciudad de Quito, quien en las tres horas que duró nuestro recorrido nos alentaba a ir pronto a la biblioteca y aprender más del tema que nos ilustraba.
Fue en uno de los patios del Museo de la Ciudad de Quito, donde por primera vez en mi vida tuve la oportunidad de conversar con representantes de la religión musulmana. Qué ironía de la vida, de Dios o de quien sabe qué otro demonio, pues cuando desde mi corazón condenaba a los terroristas que han llenado a Francia y Bélgica de sufrimiento en los últimos días, estos señores musulmanes aparecen para hablarme y enseñarme de su religión, de su vida y de lo que en verdad son como practicantes. Al final de nuestra conversación, aquel amable señor me llenó de regalos, de algunos libros donde se ilustra sobre la religión que ellos profesan. Desde mi pensar, el regalo más valioso que me entregó aquel señor de barba y gorro empotrado en su cabeza, fue una copia en español de uno de sus libros más importantes: el Corán. Por ser un tema muy importante para mí, y sin duda el que considero como el mayor logro de la casa novena de mi carta electiva, voy a listar los otros libros que me fueron obsequiados: “La mujer en el Islam: refutando los prejuicios más comunes”, “La llave para comprender el islam”, “Breve guía ilustrada para entender el islam”, “La mujer en el Islam”, “El verdadero mensaje de Jesucristo”. Como pueden ver, suficientes como para leer el resto de 2016. Tantos libros recibidos de manera gratuita, no puedo menos que atribuirlo a la conjunción aplicativa entre Mercurio y el Sol en la casa novena. Ya el Sol fuerte en Aries, en su gozo y en trígono a Marte, presagiaba darme todo lo mejor de la casa novena, una nueva primavera o vida en lo tocante a esta importantísima casa, y que mejor que hacerlo en la semana más destacable para los que profesamos la religión católica. Soy honesto al decir que por ahora no me imagino verme cambiando de religión, de católico a musulmán, pero por lo menos me voy a dar la oportunidad de leer los libros recibidos para obtener un mejor punto de vista al respecto. No vaya a ser que termine siendo retenido cualquier día de estos por un grupo de terroristas musulmanes, de aquellos que le exigen a sus víctimas para ser liberados recitar unas cuantas estrofas del Corán, de lo contrario la muerte es su sentencia.
Por supuesto que logre sacar algo de tiempo para la diversión, pues sigue siendo placentero recorrer el sector de la Ronda en horas de la noche, pues allí lo normal es disfrutar de la buena comida y de uno u otro espectáculo callejero (danza – teatro). Amén de la buena cantidad de extranjeros que por allí circulan, entre ellos como no recordar al amigo de Venezuela, quien para ganarse la vida y culminar su meta de llegar hasta la Patagonia argentina canta acompañado de su guitarra en los bares y restaurantes del sector.
Lo malo:
A pesar de que este fue mi viaje número once a la ciudad de Quito, no por ello la altura y sus efectos dejaron de incomodarme, sumándose al frío y la lluvia siempre incomodos. Hace más de 23 años que vivo en una ciudad cuya temperatura suele sobrepasar los 30 grados, de ahí que cambiar de un momento a otro a una ciudad opuesta en su temperatura no es algo fácil de dominar. Así entonces tenemos que la altura de Quito (sus 2800 metros sobre el nivel del mar), sumado a su clima frío y algo lluvioso fueron mis más enconados enemigos declarados.
Medicamente me sentí aquejado por problemas digestivos, con los consecuentes dolores abdominales. Reconozco que me sigue costando mucho asimilar la comida ecuatoriana.
De verdad que hubiera querido tener mucho más tiempo, más días para visitar más museos, más iglesias y más sitios importantes del repertorio turístico quiteño, que por cierto sobrepasa ampliamente todas las expectativas que inicialmente uno se haya fijado. Quien visita la ciudad de Quito sigue regresando. No importa en absoluto, por ejemplo, que haya visitado la iglesia de la Compañía de Jesús, igual querrá visitarla una y otra vez.
Para entender en toda su real dimensión las razones que me asisten para calificar como de malo lo anterior, es necesario ir al cuadro de las dignidades esenciales de los planetas y centrarnos en la fila que le corresponde al signo Aries. Observamos que mientras el Sol, en una carta diurna como la mía, es el astro más poderoso y dominante; Saturno es todo lo contrario, es decir, el más debilitado. El Sol en Aries me promete todo lo bueno; Saturno todo lo malo. Creo que ningún astrólogo del mundo podría negar que la altura y el frio sean dos de los atributos normales del anillado planeta. El tiempo que mide nuestras vidas de principio a fin es otro de los poderes de Saturno. Saturno, en mi carta electiva, regenta las casas sexta de la dolencia o enfermedad, y la siete de los enemigos declarados. Lo vemos ubicado en la casa quinta y en Sagitario. Saturno carece por completo de dignidad esencial, luego es un mal Saturno que debe ser observado con atención para impedir que su mal pueda malograr mis vacaciones. Las diversiones en exceso, un asunto de la casa quinta, por naturaleza son contrarias a los deseos de Saturno. Lo anterior que podría ser un significado aceptable y para muchos concluyente, cede ante la importancia del tema central de la casa sexta, la enfermedad, que es en últimas lo que en la carta Saturno regenta. En la página 24 del libro “Manual de Astrología Horaria” del maestro John Frawley, sobre la casa quinta nos dice: “En el cuerpo representa el corazón, el hígado, el estómago, los lados y la espalada”. Saturno está bajo el poder del planeta Júpiter, regente de la casa quinta y lo peor de todo, en una mala aspectación de cuadratura bastante cerrada. Ambos planetas están en los 16º de sus respectivos signos de ubicación. Creo que con lo anterior es más que suficiente para entender no sólo mis problemas digestivos, sino las dificultades que me generaron la altura y el frío, pues hacen que el corazón tenga que trabajar mucho más de lo habitual para mantener el cuerpo funcionando. Mi hígado dio muestra de no sentirse cómodo procesando azúcar y grasas. Insisto, Saturno es enemigo de todo lo que se ubique en Aries y por ende, su mal actuar daña. Saturno malogra las cosas o como mínimo las retrasar e impide.
Por suerte, cuando supe de lo anterior, de la amenaza que representaba Saturno para mis vacaciones, tome mis precauciones. ¿Cuál en concreto?, se preguntaran ustedes. Me asegure de que el Ascendente de mi carta electiva se fortaleciera de la mejor manera que fuera posible, y para ello que mejor que conectarlo al siempre benefactor y protector efecto jupiteriano. El Ascendente de mi carta electiva cae exactamente sobre la ubicación natal de mi Júpiter en el primer grado del signo de Leo. Así entonces, desde el inicio de mi viaje conté con las bendiciones naturales que le son propias al voluminoso planeta. Júpiter fue mi compañía y protección en los días que duro mi viaje a Ecuador. Fue la central energética de la cual se surtía mi viaje al extranjero. Júpiter en Leo deja en claro cuáles son sus preferencias: ama al Sol y odia a Saturno. Está claro que Júpiter siempre iba a estar de mi lado y en contra de las pretensiones del anillado planeta. Desde mi nacimiento incluso siempre ha sido así, Júpiter me ha prestado su ayuda y protegido de la influencia de mi Saturno en Piscis. El nacido con Ascendente en Leo vive para ser gobernado por el Sol, y amenazado por todo lo que sea significado por Saturno. Se entiende entonces que aunque los problemas saturninos se dejaron sentir, su gravedad no fue la suficiente como para arruinar mis vacaciones.
Mi viaje entonces ha sido un excelente y productivo viaje, que me ha dejado muchas cosas nuevas en mi vida. Importante sería ahora decir que la carta elegida para dar inicio a mi viaje de vacaciones de Semana Santa fue un contundente reflejo de lo vivido por mí en el vecino país. Podemos considerar que el trabajo del astrólogo ha sido correcto y muy suficiente desde todo punto de vista. Quienes estén interesados en ampliar el tema de las cartas electivas, los invito a revisar la obra escrita del maestro John Frawley, en especial el capítulo número 10 de su libro titulado “La Verdadera Astrología”, de editorial Sirio, donde nos muestra los pormenores de la elección hecha por el insigne John Dee del momento exacto de la coronación de Isabel I como reina de Inglaterra.
Giovanny Londoño Romero
Santiago de Cali – Colombia, marzo 31 de 2016.
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Uy profe, lo veo muy bien. Gran claridad y soltura. Maestría es lo que vemos en su artículo.
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