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Siempre me llamó la atención el hecho de que los signos o grafismos de dos de los símbolos más importantes de la astrología, como lo son Venus y Marte hayan terminado expuestos en la puerta de un baño de bar o de estación, como indicativo del sexo que está habilitado para ingresar al mismo.
Nada más primitivo y degradante, terminar así, para símbolos que forman parte del cuerpo de conocimiento de una de las disciplinas más integradoras y definitorias de la naturaleza humana como lo es la astrología. Circunstancia a la que por lo menos habría que definir como una falta de respeto hacia la seriedad que le deberíamos propiciar a nuestra “querida y venerable ciencia” tal como la definía, años atrás, el profesor Spicasc.
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