El libro conplido en los iudizios de las estrellas. Proemio del libro séptimo. edicion de gracentro


El libro conplido en los iudizios de las estrellas.

Proemio del libro séptimo.

En tiempos de crisis como lo han sido el final del ciclo griego y babilonio, ó
posteriormente la caída del Imperio Romano, algunos
hombres intuitivos han tratado de salvar de esa
cultura en su ocaso lo mejor de ella, cuando el Sol
la iluminaba en su mediodía.

Pero justamente una de las características de una
cultura es su ligazón interna, su unificación
mediante el lenguaje: cuando éste, sea hablado,
escrito, conceptual, simbólico, etc. cambia de
significado, el hombre nuevo tras la crisis sigue
utilizando las mismas palabras, los mismos fonemas,
los mismos símbolos, pero para él no significan lo
mismo, y no entiende la cultura anterior.

Hace falta entonces que, quienes están a caballo de
la crisis, intenten “traducir” las antiguas ideas ó
construcciones al lenguaje del nuevo ciclo, y he
aquí el gran papel de los traductores, que para ello
necesitan dominar bien los conceptos y el lenguaje.

Las grandes Escuelas de traducción, como lo fueran
Nínive, Alejandría, Bagdad ó Toledo, é incluso
cuando al llegar la imprenta se reproducen las
antiguas obras manuscritas, son clave para conocer,
y comprender las culturas que las precedieron.
Alejandría trasladó a la nueva escritura fonética
los antiguos textos cuneiformes sumerios y
babilónicos, Bagdad los transcribió al árabe, y
Toledo al latín y castellano.

Hoy nos encontramos, aunque algunos se resisten a
verlo, en una crisis similar de Occidente, donde
comienza el feudalismo, no-solo político sino
cultural, y es necesario salvar aquellas obras que
fueron culminación de un modo de cultura: no se
trata solo de la diversificación regional de
lenguas, sino lo que es más grave, la pérdida del
“soporte” material de la información antigua.
Algunos saltan de alegría ante la posibilidad de que
en corto tiempo todo se hallará “informatizado”: se
olvidan de que las bibliotecas no tienen capacidad
para censar todos los libros nuevos que les llegan,
y menos poner al día sus fondos. Si algunas de ellas
actualmente no conocen incluso sus existencias, pues
no hay nadie que pueda leer todos sus libros, será
difícil que en la transformación no se pierdan obras
importantes, como ocurrió en el pasado.

Por eso, hay que admirar a aquellos que se atreven a
convertir al lenguaje clásico de la imprenta una
obra antigua y valiosa, como es la obra astrológica
de Ben Ragel, que a su vez logró reunir textos
llegados hasta su tiempo, en gran parte, procedentes
de Alejandría y Babilonia, mediante las traducciones
de Bagdad. Así pues, esta obra nos aporta datos y
conocimientos incluso caldeos, algunos acaso de
hasta el 2.000 a.C. pues todavía se rastrean en el
escrito en palabras técnicas de origen babilónico ó
sumerio.

Sin duda que no ha sido fácil aquí la labor del
traductor pues los autores con nombres arabizados
difieren mucho de los originales: Tufil, Noefil ó Al
Rumi, es la versión arábiga de Teófilo de Edesa ó
Teófilo el Griego; ello sin contar con que en los
nombres árabes, éstos pueden citarse por el primero,
segundo ó tercer apelativo, a su vez confundibles
con otros homónimos. Asimismo en los términos
geográficos, aunque la identificación de las
regiones pueda llevarse a cabo con cierta
aproximación, en ciudades resulta más difícil, pues
la precisión de solo un grado en las coordenadas de
las mismas (Capitulo 37), deja un amplio margen para
el error, y muchas de ellas han pasado a ser simples
aldeas ó han desaparecido.

En cuanto a la materia astrológica de que se trata,
por su ubicación en el conjunto de la obra de
B.Ragel, ocupa el culmen del texto: elecciones y
regencias. Con esto se entra en la base conceptual
de la astrología: ¿Es fatal la acción ambiental
sobre el individuo? ¿Puede este “elegir” y modificar
los hechos? La cuestión viene de antiguo: ya se
discute en Job en forma dramática, y los astrólogos
la trataron casi desde un principio, Hermes,
Zoroastro, Ptolomeo, Doroteo de Sidón, Vettius
Valens, etc.

La vida es una “chispa”, un milagro,
cualitativamente diferente de la energía inerte: la
acción del ser vivo difiere de la Naturaleza en que
el resultado no es proporcional a la acción. No
puede haber por ello proporcionalidad entre la causa
y el efecto, entre el acto y su premio ó castigo:
esta es la lección de las antiguas doctrinas que
acaban desembocando en el cristianismo, resumen de
la cosmología fisico-espiritual del antiguo Oriente.
Las cosas “están ahí”, lo han estado siempre, pero
hay una “chispa humana” que es su inteligencia, su
espíritu que, en versión moderna, diríamos actúa
como catalizador en cuanto no-proporcional.

El nativo que elige el momento de iniciar una acción
navega en un velero: él no empuja la embarcación, no
tendría fuerza para ello, solo modifica el ángulo de
la vela y, si hay viento, la embarcación sigue el
camino marcado: incluso superará la velocidad del
viento que lo impulsa. La energía ha estado siempre
ahí, como lo está el “viento de los astros”, pero el
navegante, el elector, con su “chispe” inteligente,
logra su transformación. La energía del viento
siempre está ahí, como los átomos de uranio siempre
estuvieron en las minas, el hombre los toma y “da
forma”, y resulta la bomba atómica: el incendio no
es proporcional a la chispa.

Naturalmente que, para navegar, es necesario el
viento, también para lograr algo importante ha de
haber un “viento” planetario, pero dentro de ello,
el navegante “elector” puede aprovechar una leve
brisa.

En las regencias el texto recoge el fundamento de
estas: los antiguos las apoyan en dos elementos
fundamentales, el “receptor” que es el ser viviente,
el grupo humano ó el individuo, que según su
evolución puede sintonizar una ú otra influencia
exterior, y así gobierna sobre razas, individuos,
pueblos ó ciudades; y el otro elemento, el emisor,
apoyado en el tipo de radiación ó ambiente. Las
regencias aquí, lo mismo que en los astros, tenían
como base el cromatismo: se asimilaban los colores
de los cometas ó de las estrellas a los de los
planetas conocidos, y de este modo se colegian sus
influencias. Ello es observación muy antigua, y el
episodio de las ovejas de Labán (Gén. 30, 37,ca.
1600 a. C.) indica la creencia en el efecto
cromático ambiental sobre la concepción.

Finalmente, queremos prevenir al lector contra
cualquier tipo de mitificación del texto: tampoco
hay que divinizar a los autores antiguos; los mismos
pecados que nosotros cometemos en la observación de
los hechos, los cometieron ellos puesto que no
dejaban de ser hombres, y no dioses. En astrología,
ciencia arcaica si las hay, se han sacralizado
muchas reglas que los antiguos establecieron por
observación, y que sin duda tienen un fondo de
verdad, pero siempre hay que ver qué grado de
aproximación tienen con la realidad, y por tanto su
porcentaje de fallos. Y esto solamente se determina
mediante una lógica rigurosa. y no confundiendo
deseos con realidades, ú opinión con verdad.

Su lectura nos enriquecerá a buen seguro porque,
entre otras cosas nos pondrá en contacto con una
Naturaleza que no podemos reconstruir hoy, abrumados
como nos encontramos con el bombardeo de las
noticias televisivas en un medio agobiantemente
urbano.

Le deseo al lector que todo ello le sirva para
mejorar sus conocimientos, y para perfeccionarse
mental y espiritualmente.


Demetrio Santos
25/5/1999


ESTOS SON LOS .CII. CAPÍTULOS, DE ESTE .VII.º LIBRO, EN LOS QUE SE TRATA
DE LAS ELECCIONES DE LAS COSAS.

El primer capítulo, habla de las reglas y bases que
son necesarias en estos razonamientos y que no se
puedes excusar.

El capítulo segundo, habla de los inicios de las
acciones.

El capítulo tercero, habla de los signos y sus
significaciones.

El capítulo .IV.º habla de la primera casa y sus
elecciones.

El capítulo .V.º habla de la entrada en el baño.

El capítulo .VI.º habla del corte de cabellos.

El capítulo .VII.º habla de la flebotomía o
escarificación.

El capítulo .VIII.º habla del corte de las uñas.

El capítulo .IX.º habla de la casa segunda y sus
elecciones.

El capítulo .X.º habla de la administración y
custodia de bienes y de las peticiones o exacciones
de débitos.

El capítulo .XI.º habla de las compras y de las
ventas.

El capítulo .XII.º habla de la venta de los frutos
de la tierra.

El capítulo .XIII.º habla del pago por entero de una
suma.

El capítulo .XIV.º habla de la obtención por entero
de una suma.

El capítulo .XV.º habla del traslado de una casa a
otra.

El capítulo .XVI.º habla de las obras de alquimia.

El capítulo .XVII.º habla de la casa tercera y de
sus elecciones.

El capítulo .XVIII.º habla del comienzo de la
instrucción de las ciencias legales.

El capítulo .XIX.º habla de la cuarta casa y de sus
elecciones.

El capítulo .XX.º habla del asentamiento en las
villas y del comienzo de la construcción de casas y
otros edificios.

El capítulo .XXI.º habla de la excavación de los
pozos, el encauce de los ríos y la formación de
acequias.

El capítulo .XXII.º habla de la compra de heredades
y predios[1].

El capítulo .XXIII., habla del cultivo de predios y
heredades.

El capítulo .XXIV.º habla de la construcción de
molinos.

El capítulo .XXV.º habla de la siembra y la
plantación.

El capítulo .XXVI.º habla del arrendamiento de
tierras o predios.

El capítulo .XXVII.º habla del arrendamiento de
casas y el de los frutos.

El capítulo .XXVIII.º habla de la expulsión de
demonios y fantasmas de casa.

El capítulo .XXIX.º habla de la .V.ª casa, y sus
elecciones.

El capítulo .XXX.º habla de yacer con mujeres para
tener hijos.

El capítulo .XXXI.º habla de dar nodriza al nacido.

El capítulo .XXXII.º habla de quitar al niño de
mamar.

El capítulo .XXXIII.º habla de bautizar o
circuncidar al niño.

El capítulo .XXXIV.º habla de confeccionar y vestir
vestidos nuevos.

El capítulo .XXXV.º habla del envío de regalos.

El capítulo .XXXVI.º habla de enviar mensajeros.

El capítulo .XXXVII.º habla de escribir cartas.

El capítulo .XXXVIII.º habla de los alimentos.

El capítulo .XXXIX.º habla del vino y de los
banquetes.

El capítulo .XL.º habla de la confección de
sustancias odoríferas y ungüentos.

El capítulo .XLI.º habla del envío de palomas[2]
para que conduzcan y seduzcan a otras.

El capítulo .XLII.º habla de la extracción del feto
del útero materno.

El capítulo .XLIII.º habla de la .VI.ª casa, y de
sus elecciones.

El capítulo .XLIV.º habla de la medicación de los
enfermos.

El capítulo .XLV.º habla de la operación de
clítoris.

El capítulo .XLVI.º habla de la curación de los
ojos.

El capítulo .XLVII.º habla de la ingestión de
medicinas laxativas.

El capítulo .XLVIII.º habla del ofrecimiento de
medicinas restringentes.

El capítulo .XLIX.º habla de hacer irrigaciones,
provocar vómitos y hacer gargarismos.

El capítulo .L.º habla de la compra de siervos.

El capítulo .LI.º habla del tiempo de dar estatuto a
los siervos y cautivos y de la doma de caballos.

El capítulo .LII.º habla de la compra de animales.

El capítulo .LIII.º habla de la .VII.ª casa, y de
sus elecciones.

El capítulo .LIV.º habla de la unión conyugal.

El capítulo .LV.º habla de la elección de luchar.

El capítulo .LVI.º habla de la compra de armas
bélicas.

El capítulo .LVII.º habla de la declaración de la
guerra y la negociación de la paz.

El capítulo .LVIII.º habla de la destrucción de
ciudades y villas de los enemigos.

El capítulo .LIX.º habla de la preparación de armas,
instrumentos bélicos y trirremes[3].

El capítulo .LX.º habla de la cooperación y de todo
lo que se realiza entre dos.

El capítulo .LXI.º habla de la búsqueda de
fugitivos.

El capítulo .LXII.º habla de la confesión de los
ladrones.

El capítulo .LXIII.º habla de la captura de animales
por tierra y por agua.

El capítulo .LXIV.º habla de los juegos de mesa,
ajedrez, dados y similares.

El capítulo .LXV.º habla de dormir con mujeres.

El capítulo .LXVI.º habla de la .VIII.ª casa, y de
sus elecciones.

El capítulo .LXVII.º habla del testamento de los
muertos.

El capítulo .LXVIII.º habla de las causas de réditos
de los muertos.

El capítulo .LXIX.º habla de la .IX.ª casa, y de sus
elecciones.

El capítulo .LXX.º habla de la elección del viaje.

El capítulo .LXXI.º habla del viaje de placer.

El capítulo .LXXII.º habla de aquel que desea
regresar de viaje rápidamente.

El capítulo .LXXIII.º habla de los viajes
clandestinos.

El capítulo .LXXIV.º habla de los viajes por agua o
navegaciones.

El capítulo .LXXV.º habla de la compra de la nave,
de la subida a ella y de su partida.

El capítulo .LXXVI.º habla del lanzamiento de la
nave al agua.

El capítulo .LXXVII.º habla del aprendizaje de
ciencias y lecciones.

El capítulo .LXXVIII.º habla del aprendizaje del
canto y otros entretenimientos.

El capítulo .LXXIX.º habla de la entrada en la
ciudad de aquel que viene de un viaje.

El capítulo .LXXX.º habla de la .X.ª casa, y de sus
elecciones.

El capítulo .LXXXI.º habla de la adquisición de un
cargo.

El capítulo .LXXXII.º habla de realizar la elección
de tomar un cargo relativo a la tierra, a la ciudad,
a la administración o a la ley.

El capítulo .LXXXIII.º habla de la toma del cargo de
alcaide o de la potestad de la vida y de la muerte.

El capítulo .LXXXIV.º habla de recibir el cargo de
canciller o escribano, o del que lleva las cuentas
en los libros.

El capítulo .LXXXV.º habla de la elección que se
hace entre iguales, sobre la designación de prefecto
o jefe.

El capítulo .LXXXVI.º habla de aquel que quiera
viajar con el rey o con algún otro señor.

El capítulo .LXXXVII.º habla del establecimiento del
rey, en una casa de sus dominios.

El capítulo .LXXXVIII.º habla de aquel que quiere
exponer sus opiniones ante el rey.

El capítulo .LXXXIX.º habla de pedir al rey la
defensa de uno.

El capítulo .XC.º habla de aprender oficios.

El capítulo .XCI.º habla de luchar y coger las
armas.

El capítulo .XCII.º habla de aprender a nadar en el
agua.

El capítulo .XCIII.º habla de la .XI.ª casa, y de
sus elecciones.

El capítulo .XCIV.º habla de las cosas con las que
se adquiere buen nombre y fama.

El capítulo .XCV.º habla de cumplir promesas y hacer
peticiones.

El capítulo .XCVI.º habla de procurarse el amor y la
amistad de alguien.

El capítulo .XCVII.º habla de la .XII.ª casa, y de
sus significaciones.

El capítulo .XCVIII.º habla de las carreras de
caballos.

El capítulo .XCIX.º habla del modo de encontrar la
hora, en la que el rey o algún otro, encuentra al
enemigo, con menos fuerza.

El capítulo .C.º habla de las significaciones de las
horas.

El capítulo .CI.º habla de las elecciones según el
movimiento de la Luna por las mansiones.

El capítulo .CII.º habla de los tiempos en los que
se ha de esperar y creer que las pretensiones, se
vayan a cumplir.



--------------------------------------------------------------------------------

[1] Del latín praedium. Heredad, hacienda, tierra o
posesión inmueble, servidumbre a favor de alguien o
de otro predio, construcción que se destina a
vivienda o no, a trabajo agrícola, pecuario o
forestal y que está fuera de la población, etc.

[2] De género macho.

[3] Embarcaciones de tres órdenes de remos.


Edicion de la sociedad cultural Gracentro web@gracentro.com

Visitas: 73

Comentar

¡Necesitas ser un miembro de Astrología culta y erudita para añadir comentarios!

Participar en Astrología culta y erudita

Comentario por Sergio el marzo 19, 2011 a las 5:18pm
donde se puede conseguir este libro?

© 2024   Creado por Jose Luis Carrion Bolumar.   Tecnología de

Emblemas  |  Reportar un problema  |  Términos de servicio