FUNDAMENTOS DE ASTROLOGÍA: “TETRABIBLOS” : LIBRO I, CAPÍTULO II.- SEGUNDA PARTE:

DE CLAUDIO PTOLOMEO  (traducción textual del original)

.....“ ¿Qué podrá impedirle entonces que conozca  las futuras mutaciones de la atmósfera para predecir unas veces que será húmeda u otra mas cálidas?. Igualmente podrá conocer, por la calidad de la atmósfera, las características de la naturaleza humana, así como distinguir en cada circunstancia las características somáticas y anímicas del cuerpo humano, y la transformación de éstas en un tiempo dado. Quien poseyere ese conocimiento podrá predecir el estado mas adecuado del medio ambiente para la salud del cuerpo, juzgándolo adverso cuando el ambiente fuere contrario.

Al estudiar las cualidades propias de la atmósfera, y sabiendo cuando habrá mas calor o mas frío, también podrá conocer el temperamento de cualquier individuo por el estado de la atmósfera circundante, y por ello, conocerá el estado de su cuerpo y de su espíritu y las transformaciones que han de ocurrirle en cualquier momento. Así, cuando el ambiente estuviere en determinado estado, y el temperamento del sujeto fuere uno determinado, será adecuado para él, y ayudará a mejorar la salud corporal, y si fuere contrario, no será bueno, adecuado ni equilibrado.

Está claro de lo que antecede y otros casos similares que podremos nosotros llegar a conocer esta ciencia. Quienes dijeron que esta disciplina ha de ser rechazada, proporcionan razonamientos incorrectos y sin fundamento. Sabemos algunas  de sus razones, siendo la primera el que no han estudiado esta ciencia en profundidad, y muchos de ellos no la estudiaron como debe hacerse, por ser muy amplia de contenido, dotada de gran número de variables, y de ahí, que muchos piensen que  lo que los astrólogos  afirman, ocurrió simplemente por casualidad. Pero la estimación no es correcta, ya que el error debido a algunos astrólogos no es debido a una ciencia errónea, sino de quienes se entrometen en ella.

Otras razones son, que muchos, para sacar provecho de ella, hacen pronósticos por otros medios, asegurando que dichos pronósticos los deducen astrológicamente y lo muestran a los ignorantes con sofismas y errores, haciéndoles creer que conocen muchas y milagrosas cosas del futuro, hablando o expresando predicciones de tal naturaleza que el hombre no puede saberlas por su propia esencia.

Ello ha dado pie a muchos para criticar, no sólo la inconveniencia de su estudio, sino la imposibilidad de que esta ciencia proporcione resultado alguno . Pero tampoco es justo desechar su filosofía, porque muchos de los que la practican sean ignorantes. Asimismo, es también lógico que el hombre, aunque estudie las ciencias con su mejor voluntad, y con un razonamiento correcto, se equivoque en muchas cosas, no por las razones anteriores, sino que la misma magnitud de su empresa, que es enorme, y la misma flaqueza de la mente humana, ya que las cosas que hay en esta materia son a veces imposible de abarcar debido a su magnitud.

También sucede que no logramos generalmente un resultado exacto en esta ciencia, sino solamente probable, mayormente en elementos que hay que deducir partiendo de muy diversas variables.

Igualmente sucede, que los aspectos y figuras planetarias, que se formaron en épocas anteriores, iguales a las consideradas actualmente, los juzgamos en sus efectos por la experiencia que tuvieron entonces quienes los observaron, pero dichos aspectos y figuras solamente son parecidos en realidad a las que se formaron actualmente, pero diferentes debido a los largos períodos de repetición de las mismas. Estas no es posible hacerlas iguales a aquéllas, ni en cuanto al cielo ni en cuanto a la tierra, y nadir puede afirmarlo así sin error, ni puede alabarse de llegar a saberlo, ni tampoco puede conocer una cosa partiendo de otras que conoce incompletamente, ni conocer aquéllas que no puede abarcar durante su vida, puesto que la vida del hombre es limitada.

Por esta causa viene el error en otras que se deducen de ellas, pues los ejemplos que nos han legado los antiguos no pueden reducirse a los nuestros sin alguna diferencia pequeña o grande. Cuando investigamos los cambios atmosféricos, por ejemplo, es difícil conseguir una buena observación, pues un determinado estado no siempre corresponde a una misma constelación que se repite de nuevo.

Cuando tratamos de las natividades humanas apreciamos en ellos grupos de fuerzas numerosas, y no pequeñas, que también obligan a las cosas a variar en si mismas. Por ejemplo, las distintas clases de esperma dan gran influencia  al tipo de generación, supuesto el ambiente de una ciudad cualquiera, bajo su propio horizonte. Si ambos son constantes, una especie dada tendrá la forma correspondiente al esperma de su propia especie, como puede ocurrir con la del hombre o la del caballo o cualquiera otra especie.

También el lugar de la generación constituye a la variación, y no es depreciable su efecto. Cuando la clase de semen productor de la generación es el mismo como en el caso del hombre, y las condiciones ambientales son iguales también, se verán muchas y notables diferencias en el cuerpo y el alma de acuerdo con la diversidad de las regiones en que cada cual nace.

Además de lo anterior, contribuyen también en parte, los alimentos y las costumbres o hábitos del grupo humano en las transformaciones.

Si todos los influjos anteriores no concuerdan, aunque la influencia del medio ambiente es muy importante y proporciona el efecto principal para convertir las cosas en lo que son, aparecerá la duda  y el error a quien trate de juzgar solamente por medi0o de los cuerpos celestes, y habrá alguno que trate de deducir de ello, resultados que no pueden sacarse de ellos.

A pesar de todo, no se ha de abandonar esta ciencia y despreciarla debido a sus posibles fallos, del mismo modo que por la ignorancia de algunos marinos en las cosas del mar, en que se equivocan con frecuencia, no despreciamos ni rechazamos sus conocimientos, sino que al contrario, debemos ser muy atentos y cuidadosos en su estudio. Conviene, por lo tanto, esforzarnos y seguir adelante en algo tan noble, ya que hay en ella cosas muy útiles, provechosas y admirables, y ha de intentarse alcanzar resultados que pueden conocerse mediante esta ciencia. Pero tampoco hay que querer saberlo todo mediante ella, salvo aquello que es dable alcanzar por el hombre y debemos buscar los objetos propios de su estudio y no aplicarla a lo que le es ajeno.

Finalmente, lo mismo que no criticamos al médico cuando busca la razón  de una enfermedad, preguntando al enfermo, y viendo su estado, tampoco en esta ciencia debe criticarse el que el investigador estudie la generación, lugar, alimentos y todo lo demás que afecta al sujeto.

El capítulo siguiente. CAPÍTULO III.- EXPLICACIÓN DE LA UTILIDAD DE ESTE TRABAJO.


Un abrazo

Vicente Rausell

 

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