Carlos Delgado | Iniciativa Debate | 04/07/2013
Cuando se habla de monumentos prehistóricos, una suerte de automatismo psíquico aprendido nos lleva a pensar en construcciones megalíticas como la de Stonehenge, con grandes monolitos toscamente tallados, escasamente rematados y con poco o ningún espacio para el detalle y la ornamentación. Sin embargo, recientes hallazgos arqueológicos en Turquía han obligado a los expertos a cuestionarse de raíz algunas hipótesis que la antropología tenía asumidas casi como axiomas desde sus primeros pasos como ciencia. Uno de ellos en particular ha conmocionado y conmociona no ya a la comunidad científica y académica, sino a toda persona que toma conocimiento de su existencia. Su nombre: Göbekli Tepe,una soberbia construcción –probablemente, un templo– formada por enormes bloques de caliza tallada y labrada con una habilidad y sofisticación que se nos antojaban hasta ahora inconcebibles para su época. A su lado, el diseño de Stonehenge parece obra del trazo torpe e inseguro de un preescolar; poco más que un montón de menhires apilados en círculo. Pero lo que distingue a esta nueva construcción en la actual Turquía del célebre monumento inglés es algo más que la laboriosidad o la dificultad técnica. Lo que marca la distancia entre ambos y abre las bocas de eruditos y profanos son los casi 7.000 años que los separan. Las mediciones calibradas sitúan el estrato más antiguo –hasta ahora– de Göbekli Tepe en torno al año 9600 antes de Cristo. Es, por tanto, 6.500 años anterior a Stonehenge y 7.000 años más viejo que la más vieja de las Pirámides. Se trata, con holgada diferencia, del monumento megalítico más antiguo que la Humanidad ha conocido, y su descubrimiento viene a cambiar de manera drástica la percepción que el Homo sapiens sapiens tiene de la arquitectura neolítica y de su propia evolución como especie.
Un hallazgo entre ríos (μεσο ποταμία)
Göbekli Tepe (Colina Panzuda, en turco) es un pequeño monte orondo y rechoncho que se alza sobre una meseta al sureste de Turquía, en el Kurdistán occidental, a 15 kilómetros de la ciudad de Urfa (oficialmente, Sanliurfa) y cerca de la frontera con Siria. La zona está encuadrada dentro de esa vasta región entre los ríos (meso potamía, en griego) Éufrates y Tigris a la que los árabes llaman Al-Jazira (La Isla) y los turcos, Yukarı Mezopotamya (Alta Mesopotamia). Estamos en el centro del llamado Creciente Fértil, la tierra que vio nacer la civilización humana.
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