Por Néstor Echarte
Como seres sociales nos vinculamos en forma permanente con los otros, con el resto de los seres humanos que nos acompañan (o no) en nuestro crecimiento, de formas muy diferentes. En algunos casos buscamos amigos, en otros socios, en otros cierto acompañamiento para algún proyecto en la vida, y otras tantas el amor. Muchas veces vamos por todo.
Es aquí donde la astrología ha podido desarrollar una de las técnicas más interesantes desde el punto de vista de la interpretación, que permite determinar mediante la comparación y/o fusión de distintas cartas natales, si una sociedad, una amistad, una pareja o un proyecto en común puede prosperar o no, y hacia dónde o en qué sentido avanza ese vínculo o esa relación. No solo si avanza, ya que también permite determinar si se detiene, si es factible, si las personas son compatibles, y desde donde se establece la relación.
La palabra Sinastría es un término que proviene del griego σyν (syn):, que significa “más” y de άστρον (ástron): que significa “estrella”. Esto podría traducirse en el concepto de juntar "más estrellas", entendiéndose como el análisis y comparación de las cartas astrales de distintas personas.
En una primera aproximación la sinastría consiste en comparar dos cartas natales intentando establecer los aspectos mutuos entre ambas cartas. Es decir que aspectos genero desde mi carta natal, hacia los planetas de otra carta natal, y cómo estos aspectos se manifiestan desde el vínculo que se establece.
Fundamentos:
Cada vez que nos cruzamos con alguien que tiene alguno de sus planetas en contacto con algún planeta de nuestra propia carta natal, se establece una señal de alerta que nos indica que se ha establecido un contacto de sinastría.
Más allá de que las técnicas astrológicas nos lo muestran gráficamente con claridad, siempre intuitivamente percibimos aquello que luego es confirmado por nuestros mapas natales. La atracción o amor a primera vista, de la misma manera que el rechazo inmediato por una persona, se explican luego, al evaluar la comparación de ambos temas natales, por los buenos contactos mutuos que se establecen en el primero de los casos, o los malos aspectos mutuos que se establecen en el segundo ejemplo.
La sinastría no puede ser forzada, y su lectura responde a lo que nuestra naturaleza dispone.
Muchas veces conocemos a una persona y nos sentimos atraídos en forma inmediata. Nos sentimos embelesados por sus características y manifestamos la enorme necesidad de integrar inmediatamente nuestras vidas. Es probable que al comparar ambos temas natales encontremos que planetas de uno y otro se conectan entre sí por medio de aspectos de naturaleza amorosa.
En otras oportunidades ni bien conocemos a alguien sentimos un enorme rechazo, y queremos apartarnos inmediatamente de su presencia, sin que medie una razón lógica que lo justifique. Es probable que los aspectos mutuos se den mediante aspectos negativos o mediante planetas que generan conflictos entre sí.
Muchas veces, las personas que conocemos nos son indiferentes. En este caso no hay ni aspectos positivos ni aspectos negativos. Es mínima la cantidad de contactos astrológicos y eas personas pasan por nuestras vidas sin pena ni gloria.
También puede ocurrir que conozcamos a alguien que es de suma importancia para nuestras vidas, pero solo en un momento dado, y que su intervención resulte fundamental para dar cauce a nuestro destino. Una vez cumplido ese destino esas personas siguen su camino sin interferir más en el nuestro. En estas situaciones también se dan contactos entre una carta y otra, pero se trata de aspectos kármicos, aspectos que señalan un propósito mutuo que debe ser cumplido, o una deuda que debe ser saldada o un sabio consejo que debemos recibir para continuar con nuestro camino. Estos contactos kármicos son los más difíciles de encontrar, por lo menos a simple vista en el análisis de una sinastría tradicional, pero cobran forma cuando incorporamos al análisis la técnica de Cartas Natales Dracónicas que ponen en juego la interpretación de este último tipo de contactos.
Sinastría Consciente:
La Sinastría Consciente encuentra su principal fundamento en la comprensión y posterior capitalización de los elementos astrológicos que nos vinculan con nuestro entorno y con otras personas para lograr que nuestro tránsito por la vida sea más llevadero y que podamos forjarlo en forma conciente de acuerdo a nuestro potencial. La comprensión del porqué nos vinculamos de determinada manera con alguien nos permite minimizar las diferencias, si es que estas existen, y potenciar los aspectos positivos para encauzar mejor nuestros vínculos. No se trata de aceptar la lectura de afinidades o diferencias entre dos personas, sino de actuar a partir del conocimiento de las mismas, para corregir lo que se pueda corregir, potenciar lo que se pueda mejorar o apartarnos a tiempo en el caso de que se demuestre que el vínculo no nos aporta nada positivo.
Si tenemos en cuenta que en los vínculos de sinastría ponemos en juego la totalidad de los elementos de nuestra carta natal, queda claro lo difícil que es establecer una regla única, y que cada uno de ellos deberá ser analizado dentro del contexto general de la interpretación de ambas cartas, teniendo en cuenta lo que cada planeta en juego aporte a la relación.
No todos los vínculos son perfectos, y no todos los vínculos son difíciles. Por lo general en los vínculos cotidianos se ponen en juego aspectos de sinastría positivos y otros negativos, explicando el porqué con determinadas personas nos vinculamos bien en algunos aspectos y no en otros. Se debe ser consciente además que encontrar la relación perfecta no es algo cotidiano, y que en la mayoría de los casos queda en el plano del deseo o del sueño la necesidad de vincularnos con lo que habitualmente denominamos “alma gemela”
¿Qué o quienes son sujetos de ser estudiados por técnicas de sinastría?:
Lo habitual consiste en analizar el vínculo que existe entre dos personas. La mayor demanda en cuestiones de sinastría se da en todo lo relacionado con la elección de la pareja. El tratar de entender por donde pasa una determinada relación, y si es un vínculo que puede prosperar exitosamente o, por el contrario, llevarnos directamente al fracaso. Pero no es la única manera de entender la sinastría. Esta técnica nos permite comprender nuestros vínculos con el mundo. Cómo nos vinculamos no solo con nuestras parejas, sino con nuestros socios, nuestros hijos, nuestros padres, nuestros amigos, nuestros vecinos. Es decir con cualquier persona con la que de alguna manera tengamos formas de interacción.
Pero también podemos analizar los vínculos de sinastría, no sólo con personas, sino también con empresas, instituciones, ciudades, países, naciones, organizaciones de todo tipo. Con cualquier institución social de la que podamos disponer su correspondiente carta natal.
De esta manera saber cómo nos insertamos en una determinada institución. Que tipo de vínculo tenemos con la misma. Si tenemos o no oportunidades de crecimiento. Si nos será sencillo escalar posiciones en la estructura de la misma, o por el contrario debemos desistir ya que nuestra presencia en la misma se constituye en una pérdida de tiempo.
La comparación de cartas no se limita solo a analizar cómo prosperará la relación entre solo dos personas. Podemos ver también cómo evolucionan distintos grupos humanos y estos grupos interaccionan entre sí y también con las instituciones a las que pertenecen. De esta manera se pueden optimizar las relaciones interpersonales.
Es curioso observar, la manera en que muchas veces al participar de una reunión a la que llegamos por primera vez y no conocemos al resto de los participantes, por lo general al sentarnos en torno a una mesa lo hacemos estableciendo relaciones zodiacales. Posiblemente me siente frente a alguien cuyo signo solar es el opuesto al mío, y tenga a mis laterales a personas con las que poseo distintas formas de sinastría al analizar las cartas de cada una de ellas. Es decir, que en forma intuitiva, respondemos al mandato de nuestras cartas, al analizar luego la manera en que nos disponemos ocupando lugares en torno de una mesa. Podemos analizar en forma inmediata la espontaneidad de reunirnos con desconocidos y los vínculos que desarrollamos de manera inmediata.
Distintas formas de realizar un estudio de sinastría:
Existen distintas formas de realizar un análisis de sinastría para evaluar los vínculos entre dos personas y su posterior desarrollo en el tiempo. Para eso contamos con diferentes herramientas astrológicas que nos permiten evaluar cada una de esas posibilidades.
Comparación directa de cartas natales: Se trata del método más básico y elemental de sinastría y el más eficaz a la hora de encontrar aquellos elementos que nos vinculan con otras personas. La técnica consiste en tomar elemento por elemento de una carta natal y compararlo con cada uno de los elementos de la otra carta natal a analizar, estableciendo todos los contactos mutuos por conjunción, oposición, trígono, cuadratura, sextil, quincuncio y demás aspectos astrológicos, con orbes que varían de acuerdo a la evaluación de distintos autores, pero que resultan sumamente eficaces cuando los orbes a utilizar son pequeños. Por ejemplo: si tengo Venus en 15° de Leo y la otra carta tiene a Marte en 15° de Leo, podemos decir que entre ambos planetas se establece un aspecto de conjunción donde uno aporta la naturaleza Venusina y el otro la naturaleza Marciana. De esta manera, interpretando ese aspecto podemos concluir el tipo de relación que ambas personas mantienen. Lo mismo ocurre si mi planeta Júpiter se encuentra en trígono o cuadratura con el planeta Saturno de la otra persona, o mi ascendente en aspecto con algún otro elemento de la carta con la que me estoy comparando. Todos los elementos de una carta se pueden confrontar con todos los elementos de la otra carta, teniendo en cuenta la propia naturaleza de los elementos a comparar, signos y casas en las que se encuentran y tipo de aspecto que generan entre sí.
Carta promedio entre ambas cartas: Este método consiste en la construcción de una nueva carta natal basada en las dos anteriores. De esta manera obtenemos una nueva carta que es indicadora de la manera en que el vínculo, una vez establecido puede evolucionar en el tiempo. Es decir, que la pareja, sociedad o grupo que estamos analizando, funciona ahora como una unidad con un propósito compartido. Este método no sirve para encontrar los elementos que nos vinculan, ya que para eso contamos con el método anterior. Pero si nos permite entender cómo enfrentamos la vida cuando actuamos en conjunto y de qué manera podemos concretar un destino común. Es decir, es la carta natal de la sociedad o de la pareja. Sobre este tema podemos aplicar luego cualquiera de las técnicas de pronóstico conocidas (tránsitos, revoluciones, lunaciones, progresiones, direcciones) para poder entender cómo evoluciona la pareja en su vínculo cotidiano. Al confeccionar esta carta promedio, también, puedo calcularla de formas diferentes, siendo las que siguen las más usuales:
- Carta Compuesta: se construye en base a los puntos medios que cada planeta de una carta posee con el mismo planeta de la otra carta. Para todos los elementos de una carta natal se busca el punto medio con los mismos elementos de la otra Carta Natal. De esta manera encontramos una carta promedio, basada en los puntos medios entre ambas cartas, que nos permite interpretar la manera en que ambas personas se desarrollarán como una unidad en la vida.
- Carta de Relación o Davison: En este caso se obtiene una carta promedio pero no en base a los puntos medios sino al promedio entre las dos fechas y horas de nacimiento. Obtenemos así el momento en el tiempo que promedia el nacimiento de ambas personas. Con este dato computamos una nueva carta natal, la que al igual que en el caso de la Carta Compuesta podremos analizar incluyendo los distintos métodos de pronóstico.
Sinastría Kármica: Basadas fundamentalmente en el análisis y comparación de cartas dracónicas (aquellas que se proyectan sobre el zodiaco lunar) permiten establecer un juego comparativo que posee como mínimo cuatro cartas natales: dos de cada una de las personas que participan del análisis. Una de ella es la carta trópica (ya conocida y explicada) y la otra es la Carta Natal Dracónica, aquella que por su concepción basada en el zodíaco lunar nos habla de nuestro pasado, tanto histórico como genético, como también sobre la posibilidad de entender vínculos provenientes de relaciones establecidas en existencias pasadas. De esta manera se establece un juego de relaciones donde la carta trópica no solo establece lazos de sinastría con la carta dracónica del otro (y viceversa) sino que la propia dracónica establece vínculos entre pasado y presente de la propia persona.
¿Que aportan los planetas, casas y signos a la hora de establecer un vínculo?:
Imaginemos por un momento que a nuestro alrededor existe un aura que nos rodea en la que los planetas se van acomodando de acuerdo a sus posiciones zodiacales y cargan a la misma con las características que nuestro tema natal indica. Nos movemos por el mundo llevando con nosotros esa impronta y en la medida que nos conectamos con otras personas esa aura se interrelaciona con las del resto de las personas que se cruzan en nuestro camino. De esa manera esas energías planetarias allí expuestas establecen lazos de afinidad o dificultad según las diferentes sinapsis que consolidan con esa energía colectiva. Es así como vamos estableciendo vínculos de sinastría con quienes están a nuestro alrededor.
En los vínculos de sinastría se ponen en juego las características de cada planeta. Si tenemos a nuestro Sol en conjunción con la Luna de otra personas, los primeros ponen en juego las características solares que se combinan con las características lunares de los segundos. En el juego de sinastría todos los elementos de una carta se entrecruzan con los de la otra estableciendo lazos de afinidad o de dificultad, y a veces sin establecer ninguno. Pero donde cada uno de esos elementos aporta solo lo que su propia naturaleza indica, además de su posición por casa y signo, regencias y aspectos que recibe.
En el caso del ejemplo anterior, donde uno pone en juego la posición de su Sol y la otra persona la posición de su Luna se trata de una de las relaciones de sinastría más integradoras, ya que los elementos que se ponen en juego son las luminarias. Independientemente de que estos vínculos pueden funcionar en diferentes planos de la existencia, como por ejemplo vincular desde el punto de vista de una pareja, también una madre hacia su hijo, un amigo con su mejor amiga (a contramano de aquellos que no creen en la amistad entre un hombre y una mujer) los vínculos que generan estos dos planetas cuando se ponen en contacto son para toda la vida. No se trata de relaciones efímeras ni mucho menos, aunque si de relaciones que a lo largo de la vida pueden pasar por diferentes planos. Una intensa amistad, que se transforma en un amor profundo, para luego dar paso a un compañerismo con destinos comunes. También nos habla de esos vínculos en los que a veces, a pesar de no mantener un contacto permanente, ya que ambas personas pueden residir en diferentes lugares, y tener intereses de vida distintos, cada reencuentro es como la primera vez, retomando el vínculo en el lugar dejado la última vez. Es por eso que hablamos de aspectos integradores. Se pone en juego la energía del Espíritu, representada por el Sol, con la energía del Alma, representada por la Luna. La posibilidad de que un vínculo como el descrito cobre mayor intensidad, dependerá de los diferentes aspectos adicionales que se sumen a la sinastría que se está realizando.
Muchas veces nos sentimos atraídos en forma intensa por una persona y ese primer flechazo, intenso, caliente, que nos agita por dentro, se consume en cada uno de los encuentros que ambas personas tienen en los que la actividad sexual es el centro de la escena. Se pone en juego una enorme vitalidad en estos casos, y notamos en los respectivos temas natales que uno de ellos tiene a su planeta Marte, donde la otra persona tiene al planeta Venus. Ambos relacionados con la atracción sexual. Estos aspectos son fuertes e intensos, pero tienen la duración de lo que dura la pasión. El día que la pasión termina, la pareja concluye, ya que si no hay otro vínculo fuera de lo sexual al apagarse el fuego ya no hay nada más por alimentar en relación al vínculo.
En los casos de personas donde Marte de uno se contacta con el Venus del otro, y el Solo de uno con la Luna del otro, podemos hablar de un vínculo mucho más completo, ya que no solo incluye el aspecto sexual de la vida, sino que también pone en juego nuestras almas y nuestra esencia espiritual.
Muchas veces los contactos pasan por los vínculos que establecen los planetas Mercurio de cada una de las personas que estudiamos. Aquí no hay sexo, no hay vida espiritual. Hay una buena (o negativa si el aspecto es disonante) vinculación desde el aspecto intelectual de la vida. Nos gusta aprender las mismas cosas, leemos las mismas novelas, los mismos libros, tal vez nos interesan los mismos razonamientos. Son personas con las que nos vinculamos en un trabajo, para realizar una misma tarea, o con la que interactuamos de una manera racional. Mercurio pone en juego nuestra racionalidad y en ese punto, podemos establecer vínculos fuertes, intensos y duraderos, mientras esos proyectos intelectuales o económicos duren. Si no duran, cada uno sigue por su propio camino, salvo que se pongan a construir juntos un nuevo proyecto. Socios eternos, sin roces físicos ni emocionales son los mejores ejemplos de este tipo de contactos. Son aquellos que pronuncian la frase “es mi complemento perfectos” cuando se hace referencia a que uno de ellos maneja el dinero y el otro la tarea más ardua, que es el trabajo intelectual.
Claro que no todos los aspectos entre las personas son tan simples de interpretar como los expuestos. No siempre ponemos en juego a nuestros planetas por pares de afinidades. No siempre está nuestro Sol con la Luna del Otro, o nuestro Marte con su Venus. La mayoría de las veces estos contactos se dan en forma cruzada. Por ejemplo, tengo a Venus donde el otro tiene Mercurio. Ese tipo de vínculos es que explica la conocida frase “les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”. Uno pone en juego sus sentimientos venusinos, mientras que el otro solo entiende o calcula que puede sacar u obtener de ese vínculo. Hay que tener en claro que no es bueno generalizar, ya que no siempre se trata de un vínculo interesado. A veces uno pone en juego sus sentimientos, mientra que el otro solo tiene la capacidad de analizarlos desde lo racional. Este vínculo, funcionaría mucho mejor en una sociedad, donde uno es un artista, y el otro es el que vende y promociona su producción, que en una pareja donde uno analiza y el otro siente.
Existe un falsa creencia que se adjudica a los aspectos de Saturno, afirmando que ninguno de ellos es bueno en las relaciones de sinastría. Esto no es del todo cierto. Más allá de que el que aporta la energía de Saturno, está aportando control, restricción, malhumor, distancia, también aporta seriedad, responsabilidad, esfuerzo, trabajo. Una combinación donde uno aporta a Saturno y el otro a Marte, puede muchas veces llevar a confrontar, pero puede dar una asociación responsable donde uno controla y organiza y el otro pone el esfuerzo físico. Lo mismo que las asociaciones de Saturno con Mercurio, en donde Saturno puede ser la guía y hasta la sabiduría, y Mercurio aprender de esa experiencia y de ese concejo. Por supuesto que en los vínculos entre Saturno y Venus y Saturno y la Luna, quien pone Saturno pone el control, la restricción, la distancia, y la otra persona es la que sufre estos controles.
Quien pone a Júpiter en un vínculo de sinastría, pone el optimismo, la protección, la capacidad de crecer y hasta cierta suerte en el vínculo que hace que las cosas transcurran con mayor felicidad.
En el caso de los planetas trans saturninos, Urano, Neptuno y Plutón, ponen en su combinación con el resto energías mucho más profundas desde lo psicológico y desde lo espiritual. Mientras que Plutón aporta las obsesiones, el control, el dominio, el poder, la fuerza, la profundidad, lo oculto, lo misterioso, aquello que se esconde en las profundidades y que muchas veces no es visible, Urano nos brinda en los vínculos la necesidad de cambio, la iniciativa, despierta nuestros deseos de libertad o independencia cuando lo recibimos de otro, no motiva y nos brinda muchas veces, la originalidad que no tenemos en nuestra propia carta. Mientras que Neptuno nos contacta siempre con la espiritualidad, la magia, la ilusión, la fantasía y el arte, pero también con el engaño y la traición.
Es decir que todos los planetas se contactan con todos, y pueden establecer cientos de relaciones entre sí que excede a cualquier tabulación, y que debe ser analizada en detalle cada una de ellas en función de la naturaleza propia de cada uno de los planetas que se ponen en contacto.
Pero no solo los planetas establecen contactos de sinastría. También lo hacen los puntos sensibles de la carta natal y las cúspides de casas. Obviamente y con mayor fuerza las casas angulares donde el Ascendente y el Medio Cielo son en muchos casos definitorios de algunos casos de vínculos de importancia.
Quien en un vínculo aporta el contacto de su Ascendente tiene una enorme influencia sobre la otra persona, sobre los aspectos de su vida que rige el planeta con el cual se contacta. Es decir, si alguien tiene el ascendente donde otra persona tiene a Mercurio, la primera persona tendrá una influencia importante en las decisiones intelectuales, comerciales, de estudios, de carrera o viajes de quien aporta Mercurio a la relación. Un ascendente sobre Venus, genera una enorme influencia sobre las decisiones afectivas, creativas o emocionales de la quien pone a su Venus en Juego. La frase “tener ascendencia sobre otra persona” tiene su origen, justamente, en esta combinación de sinastría entre el Ascendente de una persona con un planeta cualquiera de la otra.
El encuentro con nuestras Almas Gemelas:
Tal vez este punto sea para la sinastría algo así como “la frutilla del postre”. El sueño de todo ser que “busca” es el de encontrar alguna vez a ese ser que refleje en si mismo todo lo necesario para ser considerado un compañero de viaje. Almas gemelas, compañeros de viaje, príncipes azules, espíritus compatibles.. todas frases que guardan en si misma la idea, en la mayoría de los casos esquiva, de encontrar a ese ser que nos complementa, que nos completa, con el que no hace falta ya mencionar una palabra pues los sentimientos alcanzan para comprenderse mutuamente.
¿Sabemos que buscamos cuando queremos encontrar a nuestra alma gemela, o solo lo presentimos? Lo más probable es que lo que con seguridad sabemos es aquello que no queremos.
La mayoría de las escuelas espirituales afirma que el Alma Gemela existe, y que nosotros, alguna vez en la vida y en el mundo nos cruzamos (o nos cruzaremos) con ella. Pero solo una vez. Y esa sola vez es la que debe alcanzar para poder identificarla o, por el contrario si no tenemos la suerte o la claridad de darnos cuenta, dejarla pasar y resignarnos a continuar con una búsqueda que no conducirá a ninguna parte. Pero que la esperanza de ese encuentro es lo que los mantiene vivos.
Como contrapartida, existen aquellos que no creen en la existencia de un Alma Gemela, y en forma mucho más pragmática consideran que uno se vincula con “lo que tiene más a mano”, es decir, la vieja vecinita de mi infancia, el cajero del banco que siempre me atiende, el comerciante que veo todos los días, o aquel que está en mi radio de influencia que en la mayoría de los casos no abarca un radio muy superior al de un kilómetro a la redonda.
Pero lo cierto, y más allá de estos extremos, es que el amor se construye día a día, más allá de los enamoramientos repentinos y de las desilusiones tempranas.
Para que un vínculo sea duradero siempre deberá existir un vínculo de sinastría. Y ese vínculo no tiene porque ser perfecto. Tiene que ser perfectible. Debe construirse día a día en función de los elementos astrológicos que ambas personas tienen en contacto.
Astrológicamente está probado que aquellos que no tienen contactos de sinastría, no prosperan como pareja ni tienen vínculos que puedan llegar a ser trascendentes. En cambio, las parejas que han durado, tienen vínculos intensos y mutuos, no todos positivos, pero sí vínculos que les permiten aprender el uno del otro, demostrando que de ese aprendizaje y de esa motivación cotidiana nacen las relaciones más duraderas.
Tal vez, la astrología tenga algunos pocos elementos para poder arriesgar si el vínculo que analizamos se trata de un Alma Gemela, y es cuando se ponen en juego otros elementos de la Carta Natal, que exceden a los mencionados.
Reiteramos que los contactos del Sol con la Luna son necesarios para una relación duradera, pero muchas de las motivaciones subyacentes en la historia de un vínculo pueden remontarse a cuestiones subconscientes o a mandatos familiares o a herencias psicológicas, o a vínculos procedentes de vidas pasadas que pueden ser bien entendidos en la comparación de Cartas Natales Dracónicas.
También los contactos de planetas con algunas estrellas fijas de primera magnitud, son indicadores de la posible existencia de Almas Gemelas que se vinculan, como también los aspectos que se proyectan sobre el Vértex de cada carta natal.
Hay que tener en cuenta, que más allá de estos contactos, lo importante aquí es como ambos lo sientan y que hacen ambos por construir una relación verdadera.
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