AMAPOLA (Papaver rhoeas)
Nos dice Méssegué que es prima de la adormidera, pero carece de la peligrosa morfina. Su principio activo es la readina que calma y mitiga el dolor que no produce hábito. En Grecia e Italia sus hojas tiernas se comieron hasta el XVI. Flores y semillas se consideran levemente narcóticas, sudoríferas, expectorantes, pectorales, calmantes y suavizantes. Con el pie de gato, la malva, el tusílago forma la famosa tisana de las cuatro flores, efectiva para males de pecho, bronquios, faringe. añadiendo el malvavisco, gordolobo, y la violeta tendremos la tisana de las siete flores.
Se utilizan los pétalos que contienen derivados antociánicos, alcaloides isoquinoléicos: roedina, reaginina, mucílago. El mucílago es responsable de su acción emoliente y béquica; los alcaloides isoquinoléicos presentan una actividad ligeramente sedante y espasmolítica.
La amapola es útil para tratar cualquier clase de insomnio, combate el nerviosismo, la ansiedad, espasmos de estómago o intestino, y todos los dolores de origen nervioso, tos espasmódica: tos ferina, asma. En uso externo: blefaritis, conjuntivitis.
Contraindicaciones: por su contenido en alcaloides se recomienda abstenerse durante el embarazo y para niños pequeños. Usar con precaución y de forma discontinua.
Elixir floral: Para quien está viviendo un proceso de apertura espiritual, de despertar de conciencia. Ayuda a integrar nuevos conocimientos, o los traumas de la infancia. estimula la creatividad. Integra conocimientos de vidas anteriores. Consigue armonía en la relación entre el mundo consciente y su contraparte inconsciente.
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