Toda ciencia es predictiva, la astrología tambien lo es
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Astrología culta y erudita
Del libro El Símbolo Perdido, de Dan Brown*:
Inicio de la cita:
Era el primer día de clase y a los estudiantes les costaba más de lo habitual acomodarse. No dejaban de moverse en sus crujientes bancos de madera. A Langdon le encantaba dar clase en ese auditorio porque sólo con el ruido de los bancos podría averiguar el grado de concentración de sus alumnos.
-En serio –dijo-, la arquitectura, el arte y el simbolismo de Washington son de los más destacables de mundo.
-Las cosas antiguas gustan más –dijo alguien.
-Y por “cosas antiguas” –quiso aclarar Langdon-, supongo que se refiere a castillos, criptas, pirámides, templos y todo eso, ¿no?
Sus cabezas asintieron al unísono.
-Muy bien. ¿Y si les digo que en Washington hay ejemplos de todas estas cosas? Castillos, criptas, pirámides, templos…, de todo.
El crujido disminuyó.
-Amigos míos –dijo Langdon, bajando el tono de voz y acercándose al frente del escenario-, en la próxima hora descubrirán que nuestra nación está repleta de secretos e historia oculta. Y exactamente igual que en Europa, los mejores secretos están escondidos a la vista de todo el mundo.
Los bancos de madera quedaron en completo silencio.
“Los tengo.”
Langdon bajó la luz y proyectó la segunda diapositiva.
-¿Quién puede decirme qué está haciendo George Washington aquí?
La diapositiva era el famoso mural en el que George Washington aparecía ataviado con la típica vestimenta masónica, de pie delante de un extraño artilugio: un enorme trípode de madera con un sistema de cuerda y polea del que colgaba un enorme bloque de piedra. Un grupo de elegantes espectadores permanecía de pie ante él.
-¿Levantando ese bloque de piedra? –Aventuró alguien.
Langdon no dijo nada, prefería que fuera otro estudiante quien lo corrigiera.
-En realidad –intervino otro-, creo que lo que está haciendo Washington es bajar la piedra. Lleva un traje masónico. He visto fotografías de masones colocando piedras angulares con anterioridad. En la ceremonia siempre se utiliza un trípode como ése para bajar la primera piedra.
-Excelente –dijo Langdon-. El mural retrata al Padre de Nuestro País utilizando trípode y polea para colocar la piedra angular del Capitolio el 18 de septiembre de 1793, entre las once y cuarto y las doce y media.
-Langdon hizo una pausa y repasó la clase con la vista-. ¿Puede alguien decirme el significado de la fecha y hora?
Silencio
-¿Y si les digo que ese preciso momento fue escogido por tres famosos masones: George Washington, Benjamín Franklin y Pierre l’Enfant, el principal arquitecto de Washington?
Más silencio.
-Básicamente, la piedra angular fue colocada en esa fecha y a esa hora porque, entre otras cosas, el auspicioso Caput Draconis estaba en Virgo.
Todo el mundo intercambió miradas de extrañeza.
-Un momento –dijo alguien-. ¿Se refiere a que la razón es la… astrología?
-Exactamente. Aunque una astrología muy distinta de la que conocemos hoy en día.
Se alzó una mano.
-¿Está diciendo que nuestros padres fundadores creían en la astrología?
Langdon sonrió.
-Y mucho. ¿Qué dirían si les contara que la ciudad de Washington contiene más signos astrológicos en su arquitectura (zodiacos, mapas celestes, piedras angulares colocadas en una fecha y una hora astrológicamente precisas) que ninguna otra ciudad del mundo? Más de la mitad de los padres de nuestra Constitución eran masones, hombres que creían firmemente que las estrellas y el destino estaban entrelazados, hombres que prestaron gran atención al trazado de las estrellas a la hora de estructurar su nuevo mundo.
-Pero todo eso de la piedra angular del Capitolio colocada mientras Caput Draconis estaba en Virgo…, ¿Qué más da? ¿No puede tratarse de una mera coincidencia?
-Una coincidencia impresionante si tenemos en cuenta que las piedras angulares de las tres estructuras que componen el Triangulo Federal (el Capitolio, la Casa Blanca y el Monumento a Washington) fueron colocadas en distintos años pero cuidadosamente programadas para que tuvieran lugar exactamente en esa misma condición astrológica.
La mirada de Langdon se encontró con una sala llena de ojos abiertos. Unos cuantos estudiantes agacharon la cabeza y empezaron a tomar notas.
Al fondo de la clase se alzó una mano.
-¿Por qué hicieron eso?
Langdon se rio entre dientes.
-La respuesta a eso equivale al material de un semestre entero. Si está usted interesado, debería hacer mi curso de misticismo. De todos modos, no creo que estén ustedes emocionalmente preparados para oír la respuesta.
Fin de la cita.
Me pregunto si después de lo anterior alguno de mis colegas y/o amigos astrólogos tiene algún comentario que aportar. ¿Será que alguna de sus partes despierta su interés?
Saludos
Giovanny
* Título original: The Lost Symbol
Dan Brown, 2009
Editorial Planeta Colombiana S.A., 2009
Primera edición: octubre de 2009
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