Estamos bajo la fuerza de varios equinoccios planetarios, los mismos no duran dos o tres días como en nuestro planeta, sino varios meses y hasta años, Marte en su equinoccio tiene una duración de alrededor de un mes, el de Júpiter alrededor de 8 meses, Saturno un año y meses, Urano alrededor de tres años, Neptuno ronda los 15 años en su equinoccio.
El equinoccio de Júpiter que tuvo lugar a dos días del solsticio de invierno en el cono sur, este año, el de Saturno aconteció el 11 de agosto, el de Marte el 26 de octubre y el de Urano, que tuvo lugar en diciembre del año 2007.
Toda ésta fuerza equinoccial es en un principio meramente destructiva, rompe estructuras establecidas para dar lugar a lo nuevo, arrasa con todo aquello que nos ha dormitado, o nos hemos acostumbrado, repercute notablemente en el mundo interno a modo de fogonazos y exabruptos, quitando del paso lo que nos limita y no nos permite avanzar libremente, aquello podría ser muy doloroso, angustiante y hasta compulsivo, sin embargo al ir adaptándonos a nuevas energías podemos aprovechar esta fuerza energética para nuestro beneficio.
Hoy es Luna Nueva bajo Escorpio, en tres días podemos trabajar para sembrar nuevos proyectos, las puertas del inconciente se abren para lograr cambios positivos, removiendo aquello que nos limita.
El equinoccio de Marte comienza a perder su fuerza inicial sobre el instinto y la pasión, lo que permite regular la fuerza emocional y pasional y recuperar el control del mundo interno. Antes que Marte comience a retrogradar, esto será el 20 de diciembre, al mismo tiempo que Júpiter alcanza nuevamente la conjunción con Neptuno, y el día 21 de diciembre la Luna se posiciona por conjunción a Júpiter y Neptuno bajo Acuario.
Este tiempo es muy propicio para poder establecer una conexión con nuestras partes internas, aquellas que de algún modo intentan integrarse, pero a su modo, y nos limitan o perjudican.
Siempre tenemos partes internas en conflicto, y las señales de las mismas salen a la conciencia, por ejemplo cuando nos determinamos a realizar algo específico, se cruza en la mente otra tarea, dejando para más tarde aquella labor, o nos entran dudas, nos cambia el tono de la voz, entramos en pánico a veces, o nos ataca una gran ansiedad, a veces la gente se desespera por fumar o comer, beber, pueden transpirar las manos, o un vacío en el estómago podría aparecer, dudar de nuestra capacidad, de nuestros conocimientos, o simplemente pelear con quien se cruce en nuestro camino etc.
¿Pero en realidad que nos está aconteciendo? ¿Que significan todas estas señales? simplemente que una o varias partes internas están en conflicto y por ende no están dispuestas a colaborar.
Cada una de estas partes en conflicto actúa desde el inconciente, nos manejan, de lo contrario podríamos colocarlas bajo nuestra voluntad conciente y dominar cualquier situación y proceder sin mayores inconvenientes que nos retrasan o perjudican.
Llegando a sentir que somos muy diferentes a nosotros mismos.
Podemos realizar un ejercicio práctico que nos ayude a comprender quienes conviven dentro nuestro y conectarnos.
Para esto debemos ambientarnos, encender un incienso, una vela perfumada, colocar música que nos ayude a relajarnos, y comenzaremos a interiorizarnos, intentar dejar la mente lo más tranquila posible, no es necesario poner en blanco la mente, solo tranquilizarnos y evitar que nada nos perturbe.
Debemos mantener los sentidos abiertos, prestando atención a cualquier señal que provenga de nuestro mundo interno y el cuerpo físico, entonces formularé una pregunta dirigida a aquella subpersonalidad o parte interna que de algún modo entorpece nuestro actuar.
-¿La parte interna responsable de tal comportamiento está dispuesta a comunicarse conmigo de forma conciente?
Debo prestar atención a la respuesta que obtenga. Es necesario mantener los sentidos abiertos a cuanta señal interna tenga lugar, sonidos, sensaciones, sentimientos.
Evitemos desesperarnos o intentar adivinar, esto puede llevar más tiempo del que uno ha imaginado, uno debe esperar una señal claramente definida.
Por lo general es un sentimiento interior o corporal muy suave, a veces una sensación física o incluso un movimiento interno involuntario, recordemos que la respuesta viene desde el inconciente, desde allí lidera esta parte interna, por lo tanto una vez captada la señal, debemos preguntarnos, -¿puedo reproducir esa señal de modo conciente y voluntario?, reiteremos esta pregunta hasta que la respuesta recibida no pueda ser reproducida a voluntad.
Seguramente la señal será muy sutil, por esta causa debemos estar alertas. Una vez lograda la comunicación debemos avanzar un poco más, vamos a pedirle a esa parte interna que diferencie entre si y no.
Para una respuesta positiva que aumente la fuerza en la señal, y la disminuya para negar, tal vez sea necesario pedir esto varias veces hasta que quede claro, y tengamos una comunicación fluida con esa parte interna en conflicto.
Debemos agradecer la colaboración de esta subpersonalidad y seguidamente preguntar
-¿La parte interna, responsable de tal conducta me permite conocer que intenta hacer?
si recibimos la señal del “si” tendremos entonces la respuesta, aparecerá claramente en la mente la intención que lleva a actuar de tal modo a dicha parte interna.
Esto nos podría sorprender de muchas formas, así que es necesario despedir a la parte interna, agradecer y luego reflexionar si estamos dispuestos a que esa parte interna cambie y se integre concientemente a nuestra vida.
Pero si la respuesta que recibimos de esa parte interna es negativa solo nos quedará contemplar, indagar diversas circunstancias en las que esta parte interna podría darnos señales de lo que está intentando conseguir.
El mejor modo es optar por suponer que esa parte interna está buscando algún propósito que le beneficia de algún modo.
Por lo tanto debemos nuevamente recurrir a comunicarnos y preguntarle a la parte interna -"si tuvieras otras opciones para alcanzar lo que necesitas, de un modo mejor al que ahora lo hacés, podrías intentar un cambio?
Si en ésta instancia recibimos una respuesta negativa, algo estamos haciendo mal, estamos decodificando mal las señales, ninguna parte interna en su sano juicio se niega a colaborar bajo éstos términos.
Luego deberemos comunicarnos con nuestra parte creativa, aquella parte que posee los recursos internos en el momento actual de nuestra vida, esta parte es la encargada de llevar adelante el propósito sobre el cual estamos intentando avanzar y concretar.
La parte creativa siempre nos presta toda su colaboración y es muy atenta. Pediremos entonces a nuestra parte interna inconciente que comunique a la parte creativa todo aquello que intenta realizar. Así la parte creativa podrá crear otras maneras de alcanzar el mismo propósito beneficiando a nuestra parte interna inconciente que a partir de ese momento comenzará a integrarse a nuestra vida de un modo conciente.
Debemos pedir a nuestra parte inconciente que seleccione solamente aquellas intenciones que sean buenas o al menos mejores que el comportamiento que posee, que sean accesibles y dinámicas, deberemos pedir que nos de la señal de “si” cada vez que presente una nueva opción, al terminar debemos agradecer a ambas partes por su colaboración.
Debemos tener en cuenta que este proceso podría llevarnos semanas completas, un tiempo más amplio del que imaginamos, pero nos sobra tiempo para poder dedicarle a nuestro mundo interno y mejorar las relaciones internas.
Es necesario igualmente repetir este ejercicio durante no menos de 21 días, este es el tiempo en el cual la mente inconciente responde y cambia positivamente las programaciones internas..
© Cristina Scharle 2009
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