Hace más de dos mil años, alguien creó un objeto absolutamente extraordinario.
Pasarían catorce siglos de oscuridad hasta que volviera a verse algo parecido sobre la faz de la Tierra.

Agradecimiento: Escrito con la inestimable cooperación del Dr. Tony Freeth,
secretario del Antikythera Mechanism Research Project.
Donde se indique, las imágenes son propiedad del AMRP o de Images First.
Thank you very much again, Dr. Freeth!

Faltaban unas seis u ocho décadas para el año cero que no fue cuando un buque de tecnología romana y unas trescientas toneladas de desplazamiento se hizo a la mar en el Mediterráneo Oriental. No sabemos realmente quién era su armador, ni el puerto de donde partió, ni a dónde se dirigía, ni en qué fecha exacta lo hizo, ni quiénes navegaban en él. Pero se hundió en la posición 35° 53′ norte 23° 18′ este, a poca distancia de un cabo septentrional de la isla de Anticitera (o Antiquitera), entonces llamada Aigilia u Ogylos y hoy en día parte de la Grecia contemporánea. Esta isla, donde se encuentra el antiguo puerto de Pótamos Aigilii, era por aquel entonces un refugio de piratas a quienes hacía la guerra la Rodas aliada de Roma; quizá el mercante había sido capturado. Otra posibilidad es que simplemente, sobrecargado como iba, se hundiera de viejo: la madera de olmo con que fue construido ha sido datada mediante radiocarbono entre el 177 y el 263 aC, o sea que el barco (o su maderamen, que se solía reutilizar) contaba al menos noventa años de antigüedad y puede que hasta dos siglos. O cualquier otra cosa. Han pasado dos mil y pico años; vete tú a saber qué viento se lo llevó.

Restos del naufragio de Anticitera.

Restos del naufragio de Anticitera: un fragmento del casco, construido en madera de olmo con tecnología romana, y diversos trozos de cerámica entre los que se distingue el cuello de un ánfora del siglo I a.C. Imagen obtenida a 52 m. de profundidad por miembros del Instituto Egeo, operando desde el barco Calypso del comandante Cousteau, en 1975. Foto: Aegean Institute (Clic para ampliar)

En octubre de 1900, casi veinte siglos después, un grupo de recolectores de esponjas al mando del capitán Dimitrios Kondos andaba faenando en el lugar mientras esperaban a que se disipara una fuerte tormenta que se interponía en su regreso a casa. Uno de los buceadores, Elías Stadiatos, regresó de su inmersión hablando despavorido sobre cuerpos de hombres y animales pudriéndose en el fondo. Pensando que Elías deliraba por sufrirborrachera de las profundidades, el capitán Kondos bajó a comprobarlo. Así hallaron elpecio, o lo que quedaba de él, a unos sesenta metros de profundidad. Contenía ánforas, estatuas de mármol y cobre, cerámica grecorromana y una diversidad de utensilios corrientes en los buques del último siglo antes de nuestra era. Basándose en los restos encontrados, incluyendo algunas monedas pergamenses del 86 – 67 y efesias atribuidas al periodo 70 – 60, los arqueólogos concluyen que el naufragio tuvo que suceder entre el 85 y el 60 aC. Si fuera anterior, estas monedas no deberían estar presentes; si fuera posterior, habría objetos más tardíos con toda probabilidad.

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http://www.lapizarradeyuri.com/2011/03/05/el-mecanismo-de-anticitera/

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