Las siete disciplinas de la astronomía, según Paracelso

En estos tiempos de confusión e ignorancia de la que todos formamos parte involuntaria en mayor o menor medida, resulta esclarecedor leer a los sabios de finales del pensamiento clásico, que tradujeron, recopilaron y clasificaron la tradición haciéndola inteligible para nosotros. Por encontrarse en el momento del cambio de pensamiento son un puente hacia la ciencia antigua.


Así, Paracelso [1] clasifica las siete disciplinas de la astronomía, que un astrónomo debe conocer para considerarse como tal. Cada una de ellas utiliza recursos diferentes y se ocupa de objetos diferentes.

Esencial y espiritualmente, la astronomía comprende las siguientes sectas o religiones, cada una de las cuales posee sus propias facultades:

I. Astrología
II. Magia
III. Adivinación
IV. Nigromancia
V. Signaturas
VI. Artes inciertas
VII Artes manuales

Entre ellas, unas son ciencias naturales y otras artificiales, y deberá hacerse uso de una u otra según el objetivo buscado.

Astrología. Ciencia que enseña y trata de todo lo concerniente al firmamento, de su relación con la tierra y el hombre según el orden primigenio y de la conexión entre el hombre, la tierra y las estrellas.

Magia. Ciencia que compele y atrae al cielo de arriba sobre las piedras, hierbas, palabras, etc. También enseña a cambiar una cosa en otra, y proporciona además el conocimiento y significado de las estrellas sobrenaturales, cometas, etc.

Adivinación. Ciencia que el cielo infunde al hombre sin ningún fundamento formal y por medio de la cual el hombre puede hablar sobre cosas del futuro, del presente y del pasado sin haberlas visto por sí mismo. por medio de esta ciencia infusa, el hombre tan sólo es capaz de hablar de lo que el cielo imprime en él.

Nigromancia. Trata de los cuerpos siderales, carentes actualemente de cuerpo, carne y huesos. por mediación de esta ciencia, el nigromante somete al servidor al dominio de su maestro.

Signatura. Esta ciencia enseña a conocer las estrellas, muestra el cielo particular de cada uno y da razón del modo en que el cielo concibe y constela al hombre.

Artes inciertas. Se trata de ciencias carentes de un fundamente sólido que justifique su proceder. se gobiernan por medio de la imaginación y generan un nuevo espíritu y un nuevo firmamento por los que obrar.

Arte manual. Esta ciencia se ocupa de la preparación de los útiles astronómicos, de modo que con unos pocos instrumentos se puede expresar y comprender la forma de las estrellas, reuniendo el cielo y la tierra en una única figura.

A continuación, Paracelso dedica un capítulo a cada una de estas disciplinas, pero antes explica brevemente los objetos de que se ocupa cada una de estas ciencias.

Astrología: el hombre, los cuerpos inferiores y los animales.

Magia: estudio de los cometas, de las imágenes, de los cameos [2] , de los espectros y de los encantamientos.

Adivinación: los sueños, las bestias, la mente, la especulación y la fantasía.

Nigromancia: las visiones materiales o espectros, los espíritus astrales e inanimados y los cuerpos fantásticos, que son los asumidos por la muerte o por cosas sin vida.

Signatura: la quiromancia, la fisionomía y la proporción.

Artes inciertas: geomancia, piromancia, hidromancia y ventinina [3]

Artes manuales: aritmética, geometría, cosmografía, instrumentación y esfera [armilar].

[1] Paracelso, La Astronomía Hermética. Ed. Indigo. Traducción de Albert Soriano i Blasco.

[2] "Son piedras en las que se graba el rostro del cielo. Preparadas de este modo, son muy útiles para las heridas, venenos y encantamientos. Son capaces de volver invisibles a las personas y presentan otras muchas propiedades que, sin esta ciencia, Naturaleza sola no podría exhibir". El hecho de hacer caer el rayo sobre una piedra (o tablilla) y leer los signos que dejaba es exactamente esto. Numerosos vestigios de esta práctica que viene de la ciencia paleolítica se encuentran en la Península Ibérica, pues se requería un monte con un relieve particular, una cueva para protegerse y un arbusto cuya combustión producía un humo conductor para atraer el rayo, tal como explica Demetrio Santos en su libro "El lenguaje de los truenos". Así, en el caso de las tablas de la ley de Moisés bien podría tratarse de esto mismo.

[3] Aeromancia. En otros lugares, Paracelso denomina a esta disciplina austrimancia, en referencia al viento austral o del este.

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Comentario por C.Humberto Madrigal Arce el abril 25, 2013 a las 2:49pm

Buena aclaracion para evitar confuciones, es importante  aclarar conceptos  que no deben cambiarse nunca en la tradicion.

saludos

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