Toda ciencia es predictiva, la astrología tambien lo es
Bienvenido a
Astrología culta y erudita
(Publicado originalmente en PAPUS & OLIVETS)
Pese a las aserciones modernas que hoy se toman casi como dogma, hay ciertas cosas que debemos precisar:
El esoterismo no es cualquier extravagancia que quede fuera de la ciencia oficial, sino la parte de la tradición reservada a los que están capacitados para entenderla, ¡Y practicarla! Es la vía que conduce al centro de todo y a la superación de la individualidad y las condiciones diferenciadas.
Dentro de este marco, las ciencias tradicionales (como las artes adivinatorias) son aplicaciones del conocimiento tradicional, y sin su doctrina de origen no tienen en qué sujetarse. La astrología, en concreto, siempre ha estado ligada a la religión en occidente y la que nos ha llegado deriva de bases árabes y cristianas que filtraron conocimientos anteriores (griegos, egipcios, babilonios...).
Las astrologías kármicas, lecturas psíquicas y demás novedades son parches efectuados sobre nuestra ciencia ante la falta de la sujeción tradicional que se le ha quitado. Además, tienen la ventaja de permitir la ambigüedad en las interpretaciones y el capricho individualista.
La astrología tradicional, que es la única con sentido metafísico y que resiste un análisis serio, se ha hecho al fin y al cabo más fácil de entender y practicar que la moderna. Mientras que labrar un campo o sobrevivir a una gripe es más fácil hoy que en la Edad Media, levantar una carta astral parece haberse vuelto infinitamente más complicado.
Con la salvedad de que ahora un programa hace todos los cálculos por nosotros casi de forma instantánea, la astrología es mucho más compleja con todos los asteroides, planetas y aspectos con los que tenemos que lidiar. Al desafortunado estudiante de astrología le esperan multitud de aspectos y cuerpos celestes, libros específicos sobre signos y planetas (más de 20 si empezamos a contar a Quirón, Lilith, Urano, Neptuno, Plutón...) y la delicada tarea de interpretar una carta con demasiados factores. Además, posiblemente le aconsejen a asistir a psicoanálisis y a leer las obras de Jung, e incluso dejarse sustanciosas cantidades de dinero en cursos y software.
El astrólogo antiguo de cualquier civilización era un científico, un sabio, versado en la ciencia más universal y esencial del corpus ontológico: la del Cielo. Conocedor de las leyes, fuerzas, esencias y substancias que condicionan nuestro mundo, se remontaba a sus orígenes más lejanos no sólo para predecir esto o aquello, sino también (y sobre todo) para vivir conforme a la Ley Universal y ascender él mismo por aquella escalera que el cosmos tenía dispuesta para los que osaran escrutar sus principios. Muchas veces, el astrólogo no había recibido su ciencia de la élite intelectual, sino que formaba parte de ella y extraía su astrología directamente de su doctrina metafísica o su conocimiento directo.
Los cálculos matemáticos eran complejos, pero reforzados por la posibilidad de contemplar el cielo nocturo tal cual era, sin contaminación ni quehaceres indispensables como ver Juego de Tronos o leer Cincuenta Sombras de Grey; los logros de la antigüedad no son tan asombrosos e inexplicables cuando eliminamos las distracciones modernas. Dedicaremos a este asunto una de nuestras próximas entradas.
Así, llegamos a la pregunta original: ¿Qué necesitas para practicar astrología tradicional? Volver a las bases. Conociendo los fundamentos de la astrología, la astrología aparece sola en cualquier lugar donde los apliquemos.
Es este un tema amplísimo en su desarrollo, debido a su gran profundidad. No podemos soñar con explicarlo aquí, pero Clave espiritual de la astrología musulmana, de Titus Burckhardt, es una genial introducción.
La astrología horaria, lejos de ser una derivación de la natal, era ampliamente practicada antes de que se pusiera de moda el individualismo y las cartas astrales que nos permiten hablar de una persona cualquiera durante horas. La horaria levanta una carta para el momento en que se hace una pregunta concreta, y la responde de forma rápida y sencilla.
Con este tipo de cartas aprendemos rápidamente a manejar los elementos que estamos estudiando, sin la necesidad de considerar la carta entera y dilucidar complejas cuestiones sobre el alma de otra persona cada vez. En una consulta horaria intervienen sólo los planetas de las casas implicadas y alguno más, y trata de responder una pregunta que normalmente se resuelve con uno o dos aspectos (o la falta de ellos). Por ello, un astrólogo versado en horaria llega a la natal con una base sólida de práctica y conocimientos para ponerse manos a la obra con algo más complejo: ha aprendido un puñado de pequeñas cosas que aplicará todas juntas en el siguiente paso, y se ha familiarizado con la naturaleza de los planetas, los signos, los aspectos y las casas.
Sin duda, un juicio correcto se basa en gran parte en el conocimiento de las casas astrológicas. Cuando entendemos su significado, no tenemos que preocuparnos por las complejas listas de significados que la astrología moderna atribuye a signos y planetas.
Lo que cada casa es respecto al ascendente, se puede extrapolar para buscar otras cosas en la carta. Si la Casa II es el dinero del consultante por ser la segunda tras la Casa I, la VIII puede ser el dinero de la VII por ser su segunda.
En astrología tradicional, las casas no han sido alteradas para satisfacer las necesidades de nuestro ego y conservan sus antiguos significados:
Debemos saber que las casas son angulares (I, IV, VII, X), sucedentes (II, III, V, XI) y cadentes (III, VI, VIII, XII). Los planetas en casas angulares —los pilares de la carta— tienen mucha fuerza para actuar, mientras que los que se encuentran en una casa cadente tienen muy poca o ninguna. Las casas sucedentes están en un punto intermedio entre las otras dos.
Para la astrología tradicional, así como para las aplicaciones cosmológicas del hermetismo, todo se explica por cuatro cualidades: Calor, Frío, Humedad y Sequedad. El Calor se opone al Frío, y la Humedad a la Sequedad. El Calor es expansión mientras que el Frío es contraccíon; la Humedad es fluidez mientras que la Sequedad es estancamiento. De la mezcla de las cualidades aparecen los elementos:
De los planetas poco tenemos que saber en horaria, aunque no es demasiado lo que tenemos que añadirles en astrología natal. En nuestra serie Química para vagos hablamos un poco de las esencias planetarias:
Aunque pueden resumirse en:
Remontándonos a sus esencias más básicas, podemos aplicarlas a cualquier contexto sin montarnos películas excesivamente rebuscadas. Venus en un negocio puede ser un "embajador", no hace falta que sea un lío de faldas con la secretaria. Júpiter en la comida puede ser mantequilla, no necesariamente vamos a comernos un cura.
Los planetas tienen orbes, los aspectos no. Los orbes son la fuerza con que un planeta puede influir en los grados adyacentes del Zodiaco. El Sol tiene mucho más orbe que Mercurio, porque es más grande y emite más luz. Un aspecto, siendo una relación que ni emite luz ni tiene substancia, no puede tener orbe.
¡Sí, en astrología tradicional sólo hay 7 planetas! Ni Neptuno, ni Vesta, ni Sedna, ni Quirón, ni otros inventos modernos para llenar la carta de cosas sobre las que especular durante horas porque todo hace aspecto con todo. La astrología tradicional trata con el cielo y sus luces. Cuando miras al cielo no ves a Quirón, no puedes integrarlo en una visión tradicional del cosmos y no está ahí para construir una interpretación armoniosa.
Hay tres tendencias: Ascendente, Descendente, Expansiva. Tenemos cuatro cualidades: Caliente, Frío, Húmedo, Seco. 3+4 = 7 (planetas), 3x4 =12 (signos). Los planetas son la escalera simbólica hacia el Zodiaco. No podemos añadir objetos, ni nuevos lugares por los que pase el Sol, a esta composición.
No, no necesitas estudiar listas de signos con sus personalidades. Además, al empezar con la astrología horaria, muchas cosas que juzgarás no serán personas. Las enfermedades no tienen personalidad. Los coches no tienen personalidad. Las empresas no tienen personalidad. Las personas no tienen una personalidad escogida de un catálogo de 12 en el momento de su nacimiento. Esas listas son un aberrante invento moderno que, tratando de simplificar el trabajo astrológico (y llenar páginas de periódicos y revistas de misterio), lo han complicado hasta el punto de impedir interpretaciones precisas.
Los signos son de Aire (Calor+Humedad), Fuego (Calor+Sequedad), Tierra (Frío+Sequedad) o Agua (Frío+Humedad).
Los signos son Cardinales (Impulsan una actividad puntual y rápida), Fijos (Estables y duraderos) o Mutables (Van y vienen).
Los signos pueden ser más o menos fértiles, tener más o menos voz, ser más o menos humanos... Los libros antiguos y los de John Frawley, entre otros autores, explican esto en detalle.
Igual que pasa con los planetas, remontándonos a lo más básico de cada signo podremos extraer lo que necesitemos para un juicio concreto. Estudiar las dignidades de cada planeta en un signo también nos aporta información útil sobre su significado.
Una vez aprendidas las bases, es nuestro trabajo extraer los significados ajustados al contexto, basándonos en nuestro conocimiento real y no en el número de páginas estudiadas.
Sólo hay cuatro aspectos. Nada de quincuncios ni más inventos modernos para llenar la carta de cosas sobre las que especular durante horas porque todo hace aspecto con todo. Estos aspectos sólo ocurren si están en los signos adecuados, porque su fundamento es que, cuando un planeta recibe la influencia de un signo, se relaciona con los otros planetas que reciben otras influencias.
La conjunción no es un aspecto (del latín "mirada") en el mismo sentido que los demás, porque no hay una relación en que se lancen su luz uno a otro; simplemente están en el mismo lugar: son prácticamente lo mismo y se conocen íntimamente.
También debemos entender las recepciones: dependiendo del signo en que esté, un planeta "siente" mayor afinidad por otros. Podemos averiguar estas relaciones estudiando las dignidades de cada planeta en cada signo. Marte en Aries está muy bien, pero odia a Saturno, mientras que Saturno en Capricornio también tiene mucha fuerza, y ama a Marte.
Es evidente que la astrología moderna se ha distanciado mucho de la astrología tradicional, y efectivamente podemos comprobar que lo que apareció para facilitar el trabajo ha terminado complicándolo. Insistimos en que la clave de la astrología tradicional es volver a las bases, y tratar de extraer de ellas el conocimiento necesario para juzgar la carta.
Este pequeño texto es una guía introductoria a la que faltan muchos detalles (partes árabes, nodos lunares, técnicas...) pero sirve como "lista de la compra" para entender cuales son los fundamentos de nuestro arte.
Papus & Olivets es un blog sobre Tradición, y nunca veremos con buenos ojos la modernización de ciencias tradicionales. Dicho esto, cada uno es muy libre de practicar la astrología que desee; la nuestra es una oposición intelectual y no vamos a perseguir a nadie para golpearle con nuestros libros en la cabeza.
Comentar
Leídas sus geniales entradas, entiendo que usted también se los ha ganado... De momento, celebro que estos enemigos sólo nos azoten con el látigo de la indiferencia, jajaja.
Te vas a crear muchos enemigos, jajajaja...
© 2024 Creado por Jose Luis Carrion Bolumar. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de Astrología culta y erudita para añadir comentarios!
Participar en Astrología culta y erudita